viernes, 5 de octubre de 2012
"ESTOY CONVENCIDO DE QUE ES UNA POSIBILIDAD"
César Hildebrandt: “La orquesta de Humala
no toca con partitura”
Por:
Glatzer Tuesta
–En una de tus últimas columnas de
Hildebrandt en sus trece dices que recordar es morir. Ella expresa mucha
añoranza por lo que en un momento fue la política y el periodismo, que todavía
combinaban la inteligencia con la decencia, la posibilidad de que los peruanos
podamos ser mejores. ¿Qué cosa crees que ha pasado?
–Lo
que creo que pasó es que en un momento dado la educación pública colapsó y no
se ha reconstruido. Es a partir de ese naufragio que nuestros valores y
nuestros referentes culturales cambian, y desaparece la inteligencia de los
medios de comunicación. Ahora, en el último periodo, lo que ha pasado es que el
poder económico ya no tiene intervención ni asiento en los directorios de los
medios de comunicación, porque ahora el poder económico es la gran prensa.
Entonces, claro, el divorcio con la inteligencia, la cultura, es absoluto; es
una separación violenta la que se ha dado aquí. En pocos países de América
Latina esta vieja convivencia entre el talento, la inteligencia, la cultura y
los medios de comunicación se ha interrumpido de un modo tan brutal como en el
Perú.
–Dijiste en ese artículo que los medios
están llenos de bobos y de sirvientes, porque para eso solo se necesita poder
hablar y no salir del lugar común.
–De
lo que se trata es de empobrecer la agenda y convertir la política en un
monólogo paporretero que, como un catecismo, repita una serie de monsergas
ideológicas y políticas, mucho más que científicas, para perpetuar lo que hay.
Todos los mensajes de los grandes medios de comunicación en el Perú, y en Lima
sobre todo, están destinados a convertir en eterno lo que debería ser meramente
episódico. Otros países ya están de regreso del liberalismo pinochetista.
–¿Humala, qué es? ¿Cómo lo defines en
este año de gobierno?
–Yo
creo que ya es tiempo de ser cautelosamente cruel con Humala, respetando la
investidura que representa. Humala es nada, es una suerte de continente en el
que cabe todo; es un recipiente en el que puedes poner todo lo imaginable.
–¿Ése es el principal riesgo en torno a
lo que se puede venir?
–Humala
está convencido de que el sistema y sus mentores son inamovibles, y de que el
poder económico no es su socio sino el poder, y que él es un administrador, una
suerte de gran gerente con ciertos poderes; no el Presidente del Directorio,
sino implemente el gerente ejecutivo de un gran país que se llama Perú, Marca
Perú. En esa perspectiva, depende de las exigencias del Directorio. Si mañana
éste le solicita más sacrificios, mayores ganancias y mayores tasas de retorno,
el señor ajustará, no tengo ninguna duda. Él ya está convencido de que el Perú
es una gran empresa con un horizonte determinado, con un cauce absolutamente
inamovible, y que él tiene que trabajar en esa perspectiva. El Presidente de la
República ha dejado de ser el Presidente de la República y se ha convertido en
el administrador.
–¿En qué momento decide eso? ¿Solo al
asumir la Presidencia se da cuenta de que él no puede romper esas estructuras,
o es que ya sabía que iba a ser así?
–¿A
la víctima le resulta trascendente saber cuándo el cogotero sacó la daga? A mí
no me interesa si nos mintió antes, nos mintió después o nos mintió durante. Si
fue Nadine la que, sumergida en un baño de realismo, lo convenció de que las
cosas tenían que ser así; o si se lo dijo Roque Benavides en una conversación
privada. O si fue Salomón Lerner, gran pragmático con discurso centrista, el
que se lo dijo.
–Has mencionado a Nadine. Ustedes han
sacado en su semanario muchas cosas que dan cuenta del reacomodo de Nadine en
este nuevo escenario. Por ejemplo, se discute un viaje a Brasil donde se reúne
con la presidenta Rouseff, y uno lee la Constitución y en ningún lado dice que
la esposa del Presidente puede ir representando al Estado.
–Es
un dulce golpe de Estado permanente: la señora Nadine es exactamente eso. Es
curioso, porque hay una pincelada de sutil mezquindad de su parte, en el
momento en que el pobre Ollanta Humala está acusado por su padre, zarandeado
por la prensa en relación con el caso de su hermano Alexis; es en ese momento
que la señora –y ése es para mí el mensaje– le dice a su marido: “Pues te quedas
con tu cochina familia, que yo me voy a ver a mi Presidenta de Brasil, me
descontamino de toda esta porquería”. Es un caso tremendo de egoísmo fastuoso
el que tiene esta señora, que está perdiendo la brújula y que está siendo
haciendo pasible al Gobierno de una acusación formal, porque se está tomando
atribuciones que no podría tener.
–¿Cómo defines al Gabinete? ¿Cómo ves la
relación de Humala con ese grupo de trabajo?
–El
Gabinete es al final un reflejo perfecto y casi proporcional de Humala, es el
Gabinete que él necesita. Al final de cuentas, ¿quién con una gran personalidad
puede estar en un gobierno que no tiene norte, que no tiene metas? De repente
aquellas altruistas, aquellas más o menos dignas de la Cruz Roja u
organizaciones filantrópicas.
¿Quién con una suerte de equipaje
político-ideológico puede estar en un Gabinete de un Gobierno que no tiene
ningún tipo de horizonte? Humala elige esa gente. No solo eso: Humala no le da
partitura a esa breve orquesta de gente casi inexistente, porque si le da partitura
puede crear una suerte de disciplina peligrosa. De lo que se trata, justamente,
es de no tener partitura, de no tener pieza que tocar, de improvisar todos los
días y de ir con paso decidido a ninguna parte.
–He conversado con alguna gente que conozco
del propio Gabinete y otra que me ha contado, por ejemplo, que la elección de
algunos ministros ha sido directamente de Nadine. Además, los asesores
–Villafuerte, Roy Gates– están generando una dinámica que no se nota mucho,
pero que está sentando bases. ¿No crees eso?
–¿En
qué es importante Villafuerte? ¿En qué es importante Roy Gates? Al final, sus
tramas son ínfimas, o sea, no llegan a pasado mañana; son napoleones de
bolsillo, de plástico. No hay una estrategia que me diga que están trabajando
todo un plan para crear una suerte de oficialidad que al final sea un
contrapeso y proponga una suerte de centrismo más o menos nacionalista.
Mentira: están en nada.
–Tienen facultades para ver cosas de
defensa y seguridad. El riesgo no va por ahí, sino por la inoperancia, el
querer ganar tiempo, la demagogia punitiva.
–Humala
es un jugador de fútbol que desde el minuto dos de empezado el partido está
deseando que termine. Yo lo veo así. Minuto dos, y el tipo está mirando al
árbitro a ver cuánto falta, y faltan 88 minutos que van a ser martirizantes
para un hombre que se comprometió a tanto y que, además, ahora está obligado a
no hacer nada, porque el compromiso de Humala es, precisamente, dejar todo
quieto. Tienes razón en que Nadine ha sido decisiva en esta evisceración del
Gobierno, en esta castración. Nadine es un homenaje a Freud, es una castradora:
ha dejado al Gobierno eunuco por completo. Y es un Gabinete de eunucos, al
final de cuentas, dicho con el mayor respeto y el sentido más metafórico de la
palabra.
–¿Espera que acabe el partido para ir a
jugar otro?
–Sí.
Ella está convencida de que un tanto con el fujimorismo le va a permitir la
modificación constitucional que a su vez le permita postular el año 2016, y el
viaje a Brasil no fue sino un ensayo para ver cómo le salían las cosas.
–Cambiando de tema: Hace unas semanas,
uno de los mandamases de Newmont salió a decir que no hay condiciones para
Conga. Y luego salieron Humala y Juan Jiménez anunciando que “se suspende
Conga”. Es decir, el Gobierno no ha hecho lo mínimo para romper esta dinámica
por la que el que manda, el que mueve la plata, es la industria extractiva,
porque el que da la voz de todo este proceso que se encadena hasta ahora con la
suspensión es Newmont.
–Creo
que es una retirada estratégica, que van a volver, que van a utilizar esos dos
años mientras hacen los reservorios. Y claro, la pregunta es: ¿Y si esto ya no
va, cómo están invirtiendo millones y millones en dos reservorios gigantescos
que son parte de los otros ocho que van a hacer? Quieren utilizar estos dos
años para enamorar a Cajamarca de una manera mucho más disciplinada, orgánica,
con el presupuesto en la mano, y neutralizando al partido del cura Arana.
Entonces, van a utilizar estos dos años para un trabajo de seducción. Cumplidos
estos dos años Conga regresa, no tengo ninguna duda, y es un buen plan. Éste no
es el plan de Humala; éste, como dices, es el plan de Newmont, bastante bien asesorado.
Es un plan perfecto.
–Dos mil catorce, elecciones regionales,
otro contexto político, una relación distinta.
–Es
que de repente Santos, sin Conga, ya no es Santos, deja de existir. Porque
Santos es un líder “anti”, mucho más que proganadero. Yo nunca he visto a
Santos junto a una vaca; yo lo he visto en la laguna protestando. Le quitas el
“anti” y se queda colgado de la brocha. Ése es el problema, y eso lo ha visto
alguien más inteligente que el Gobierno, y entonces Conga regresa en dos años,
no tengo duda.
¿Quién con una suerte de equipaje
político ideológico puede estar en un Gabinete de un gobierno que no tiene
ningún tipo de horizonte? De lo que se trata es justamente de no tener
partitura, de no tener pieza que tocar, de improvisar todos los días y de ir
con paso decidido a ninguna parte.
–Alguna gente vinculada al Movadef y a
Sendero, desde la educación u otros lados, está tratando de generar actos
políticos muy concretos. ¿Qué te parece la manera de afrontar el tema? La
respuesta del Primer Ministro ha sido sacar una Ley del Negacionismo.
–Yo
no estoy de acuerdo con ninguna ley sobre el negacionismo. Me parece un
atentado contra la libertad de expresión, que es aquella que emiten nuestros
adversarios. El derecho a emitir una opinión tiene que ser un derecho
inalienable. En segundo lugar, yo sí creo que el Movadef es un seudónimo de
Sendero Luminoso y que hay que tratarlo como tal; y eso no significa que
tengamos que reprimirlos, sino cuidarnos de esa expresión.
Creo
que fue un error no darle al Movadef el pase respectivo para que se inscribiera
ante el JNE, porque es mucho mejor tenerlos en el redil de la formalidad que
tenerlos, ahora, como quiere el señor Alfredo Crespo, perseguidos, atenazados
por el sistema, despreciados por la democracia formal que es tan chiquita que
ellos no caben allí.
–Y pueden terminar siguiendo a Quispe
Palomino o a otro sector vinculado a acciones violentas que les diga: “Ya ven,
ustedes quisieron entrar y no los dejaron. Ahora vénganse al monte; aquí es
donde debemos hacer las cosas”.
–Quispe
Palomino ha perdido esa capacidad de seducir, de convencer, de persuadir. Pero
sí creo que pueden darse las condiciones para que alguien más inteligente que
él cree una alternativa violentista distinta. No olvidemos que ya hemos pasado
por eso. En los años 60, una sociedad brutal derrotó a la guerrilla, primero a
Blanco, luego a Lucho de la Puente, al MIR y al APRA rebelde. Nos ensañamos con
esa gente, los enterramos y los baleamos antes, y murió Javier Heraud y
creíamos que habíamos vencido esa especie de cáncer social que no era ningún
cáncer, sino la expresión de un gran malestar. El resultado fue que mientras
eso sucedía, un oscuro profesor estaba creando en Huamanga lo que sería la gran
pesadilla. No nos vaya a pasar lo mismo…
–¿Cómo hay que actuar con el Movadef?
–Yo
tendría con el Movadef una actitud sumamente cauta. Hay que cerrarle los pasos
a la violencia, pero no a los que quieren justamente ser parte de un sistema
electoral en el que ellos tendrían cabida. ¿Por qué la amnistía general no
puede ser un tema de debate? ¿No puedo discutir sobre eso? ¿Me siento impotente
y tengo que reprimir eso? Mucho cuidado con la exasperación, con esos mensajes
de la derecha de que con ellos nada y no se negocia. La pregunta es: ¿Y quiénes
son ellos? La chica de 19 años que salió en Youtube atacándome, ¿no es acaso
una chica convencida de que el Movadef es un movimiento justo? ¿Qué tengo que
hacer? ¿Meterla presa porque opina que soy un agente del imperialismo? No, no,
yo debo discutir con ella.
–Yo hablo con Mauricio Mulder y maldice a
los radicales y al Movadef; hablo con Lourdes Flores y dice que es un horror
que esto esté pasando; Lourdes Alcorta, ni se diga.
–Lourdes
Alcorta se ha convertido en uno de los oráculos, y eso revela en la situación
de postración intelectual en que se encuentra el país. Lo único que puede
proferir son interjecciones, las onomatopeyas del horror, ¡bum, bum! ¡bam, bam!
La señora Alcorta es un producto extremo de Tarantino y, sin embargo, la
consultan y es un referente y es la derecha pensante entre comillas. Yo veo con
mucho temor y escalofríos cómo se está enfrentando ese asunto de la desafección
juvenil respecto al sistema. Y la pregunta es: ¿Y qué quieren? Humala prometió
cambiar el país. Sentí una suerte de pánico intelectual controlado cuando una
chica del Movadef me dijo en un video, que estaba dirigido a mí, si acaso Túpac
Amaru no fue juzgado como traidor y ajusticiado, y que 200 años después fue
reivindicado. ¡Madre mía! ¡Qué razonamiento! Eso no es broma, eso es para
tratarlo con mucha seriedad.
–Nuevamente cometemos errores porque no
sabemos cómo llegar a la juventud, no tenemos alternativas para ellos.
–La
conclusión para mí es que en el Perú se construye por enésima vez un foco
violento, autodestructivo, gracias a esta política de tomar distancia de todo
aquello que resulte inaceptable, de condenar todo aquello que resulte hereje y
de considerar que todas las personas que están lejos del sistema son enemigos
irreconciliables. Yo pienso, modestamente, que el gran enemigo del Perú es el
sistema, el que no permite que el Perú sea el país que esperamos: reconciliado,
relativamente convocante.
Todos
han sido al final decepciones de regímenes que, pudiendo ser transformadores y
constructores de una idea que pueda reunir a todos los peruanos, al final
resultaron excluyentes y terminaron, como decía Ciro Alegría, disparando
máuseres. Andrés Avelino Cáceres, el gran héroe de la resistencia, llega a la
presidencia y defrauda a los campesinos que lo habían llevado al poder y se
convierte en un aliado de la oligarquía, tan aliado absoluto que quien lo
sucede es su viejo enemigo Piérola. A eso le sigue toda esta sucesión de
decepciones encadenadas.
–La última decepción es esta gran
transformación que nunca empezó. Y con un Ollanta Humala sujeto a las
decisiones de sus ministros. Y uno dice: ¿Ollanta Humala no le puede decir a
Castilla: “Oiga señor, yo quiero caminar en esta dirección”?
–No
puede, porque a la exclusión y al monopolio perverso del poder se une esta
especie de soberbia inaceptable de la derecha, que lo controla todo, que lo
dispone de todo, que decide a través de Castilla cuánto debe recibir la
educación. Al final es eso: el poder absoluto. No nos engañemos, no vivimos en
democracia. Si no tenemos a Luis XVI es porque Humala no da la talla, pero
podríamos generar un Luis XVI.
No
le puede decir castizamente “¡oiga, carajo, qué le parece si aumenta el
presupuesto en Educación!”. O exige un poco más de tributos a la gran riqueza
nacional que se llena de exoneraciones y extensiones y le pasan esos millones.
Castilla es el hombre del Banco Mundial, del Fondo Monetario, y de una nueva
organización que es importantísima que se llama Nadine. Entonces, está
atornillado.
–En cuanto a la naturaleza militar de
Ollanta, podría servirle para poner cierto orden, hacer las cosas de tal
manera. No digo que sea al estilo del cuartel, pero sí utilizar algunas disposiciones
para que las cosas caminen distinto. ¿Eso cómo lo ves?
–Para
poder dar órdenes hay que saber a dónde se va, saber qué vas a hacer. El
problema de Ollanta no es que no tenga capacidad de dar órdenes, sino que no
sabe qué diablos va a hacer, y es el Presidente.
He
sido cachaco amateur. En el colegio militar, Armando Artola, quien era mi
coronel, sabía qué quería, qué disciplina imponer, porque sabía exactamente
cuáles eran sus parámetros y metas. Y el problema es que si no tienes metas,
qué te va a servir un carajo, si no sabes a dónde ir.
–Por último, Alan García será descubierto
en alguna de estas cosas de corrupción que lo investigan. No estoy diciendo que
necesariamente estuvo vinculado a alguna de ellas, pero…
–Yo
no tengo ninguna duda de que él estuvo vinculado. El problema es si le
encontrarán pruebas. Nunca se sabe, nunca llegaremos a saberlo hasta no
encontrarlas. Somos de la misma generación, nos llevamos meses de edad. Lo
conocí pobre, mesocrático, y ahora es multimillonario. Entonces, no tengo
ninguna duda, absolutamente ninguna duda de que Alan García ha cogido dinero
mal habido del Estado. Ahora, cómo probarlo. Es inteligente, no deja huellas,
no firma nada: compra casas en fidecomiso, las revende por tercerías, es un
genio; o sea, Rififí es un bebé de teta frente a García. Imagínate un
procurador que tiene con las justas cuatro empleados y una secretaria, qué va a
poder seguirle la huella al señor García, si no le ha podido encontrar la
huella al señor Fujimori. Hasta ahora no hay ninguna prueba sólida de que el
señor Fujimori robó. Sabemos de sus ministros, de los hallazgos millonarios de
sus funcionarios, pero ¿qué de Fujimori? Ni un dólar.
–¿Tú crees que van a indultar a Fujimori?
Keiko salió a decir que no le ve voluntad al Presidente ni a sus procuradores
ni a sus ministros, pero el indulto no es solo cuestión del Presidente…
–Keiko
ha dicho: “No le veo voluntad al presidente ni a sus ministros”, pero se olvidó
de mencionar a Nadine. Va a haber un canje; estoy convencido de que es una
posibilidad. Y después del viaje a Brasilia, es una gran puerta, es un portón.
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