domingo, 28 de octubre de 2012
DEL LADO DE LA LEY
Parando La Parada
Domingo, 28 de octubre de 2012 | 4:30 am
- Hay dos clases de problemas dicen los
cínicos: los que no tienen solución y los que se solucionan solos. Esta ha
sido la tónica, lamentablemente muchas veces, de nuestros pasados gobiernos en
todos sus niveles. Justificándose en que no hay “licencia social” (léase un
grupo de interés dominante que impone su voluntad por la fuerza frente a una
sociedad fragmentada y un Estado débil) habría que esperar por siempre que los
problemas se arreglen solos.
- Este es el
caso del transporte público y del abastecimiento mayorista de la ciudad de
Lima. Dos problemas sin solución a la espera, por décadas, de arreglos que solo
han sido parches. Sin embargo, como sabe bien un buen gobernante, ni los
problemas se arreglan solos ni es posible evadirlos a perpetuidad. Cuando el
grado de insatisfacción es ya universal, por razones de sobrevivencia, se
buscará un mejor arreglo social ante el caos que representa la evasión de las
normas mínimas de convivencia.
- El poder del
Estado, aprenden los estudiantes de derecho, tiene dos elementos: autoridad y
fuerza. Ambos coexisten y se complementan y ningún poder puede ser ejercido
plenamente sin los dos componentes. Autoridad, que impone el cumplimiento por
la razón, y fuerza para imponer la ley a pesar de la resistencia a ella. Los ciudadanos
entregamos el monopolio de la fuerza a la autoridad legítima para que esta haga
cumplir la ley legítima. En esto se resume la civilización.
- Lo que hemos
visto en La Parada es todo lo contrario. Resistencia y violencia contra la ley,
el orden y la autoridad. Homicidio, lesiones, robo, destrucción de propiedad y
disturbios. ¿Por qué? Por negarse a obedecer, luego de meses de diálogo y mesas
de concertación, un principio básico: la última palabra la tiene la autoridad.
La democracia reconoce el derecho al diálogo e incluso la protesta, pero un
acto de gobierno tiene el mérito de su imperio.
- Se dirá que
el operativo para poner barreras de cemento que impiden el paso de camiones a
La Parada careció de estrategia, que la táctica fue un desastre, que la alcaldesa
se fue de viaje o que no debieron utilizarse caballos. Mucho se podrá discutir
sobre las pulsiones de violencia como un modo de vida para un sector marginal
que mostró su peor cara. Sin embargo, el tema de fondo acá es el mismo que en
la reforma del transporte. ¿De qué lado se pone cada ciudadano? ¿Del lado de la
ley, el orden, la autoridad, o del lado de la delincuencia?
- Esa es la
disyuntiva política. ¿Queremos ser una economía del primer mundo con una
institucionalidad africana? No se puede avanzar más si no se cambian estas
profundas contradicciones que la forma democrática de gobierno y el estado de
derecho hacen cada día más evidentes en el Perú.
- La alcaldesa
asumió su responsabilidad. Esperemos medidas compensatorias municipales para
los comerciantes de Gamarra que son los que mayores pérdidas materiales han
sufrido. Justicia penal efectiva para los que asesinaron, hirieron, destrozaron
y robaron. Pero, sobre todas las cosas, ni un paso atrás en la imposición de la
ley. Si se ha llegado tan lejos, no se
puede volver a la tesis de los problemas que no se solucionan nunca o se
solucionan solos. Paremos el abuso de unos pocos sobre el bien de muchos.
Rosa María
Palacios
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