EL ASALTO DEL 7 DE JUNIO
A las
5:30 de la mañana del 7 de junio de 1880, se inició el asalto chileno
por la retaguardia, en el fuerte de la Ciudadela. Empezó una feroz matanza de
prisioneros, de los 400 soldados peruanos, sólo sobrevivieron diez. La resistencia
final tuvo lugar en el Morro mismo. Allí estaban Bolognesi, More, Alfonso
Ugarte, Saenz Peña, Armando Blondel, con los restos de los batallones Tarapacá,
Iquique, Artesano y Granaderos de Tacna.
Eran unos pocos hombres contra muchos asaltantes. Todo concluyó
a las 9 de la mañana. El general chileno, Manuel Baquedano en su informe
escribió: "Perdidos sus últimos atrincheramientos, los peruanos hicieron
volar los fuertes del Norte.
La lucha había sido porfiada y sangrienta hasta lo increíble. A
las 9 a.m. la plaza era completamente nuestra y la bandera de Chile se
ostentaba en los fuertes y en los edificios públicos (.) el enemigo perdió a
sus mejores jefes". Según Saénz Peña, "sólo More y Bolognesi continuaron
haciendo fuego con sus revólveres" hasta que un soldado chileno le disparó
a Bolognesi y lo tendió muerto instantáneamente de un balazo en el
cráneo". Roque Sáenz Peña narra así el hecho: "(...) Allí cayó el
coronel Bolognesi, inclina su frente y cae con el alma serena, una bala le
había atravesado el corazón (...) Aún conservo la impresión que me produjo la
disposición del cadáver; se le había despojado de la chaquetilla y de las botas
y un feroz culatazo le había descubierto la parte superior del cráneo. Aquella
impresión fue para mí tan intensa, tan honda y dolorosa como la muerte misma de
mi viejo amigo, el querido y venerable anciano".
El monitor Manco Cápac fue hundido por su comandante José
Sánchez Lagomarsino. La lancha torpedera Alianza, al mando del teniente 1° Juan
Fernández Dávila, trató de escapar hacia el norte, pero fue perseguida y
cañoneada, sus tripulantes la vararon y destruyeron cerca de Ilo. Chile perdió
474 hombres, mientras que casi 1,000 peruanos perdieron la vida, el resto cayó
prisionero, muchos de éstos fueron fusilados en la plazoleta de la iglesia de
Arica, en cuyo piso, durante muchos años, permanecieron las huellas
ensangrentadas. Hubo saqueo e incendios, ataque a consulados y muchos otros
desmanes. Los excesos de la soldadesca -afirmase por los chilenos- provinieron
de la indignación por la creencia de que hubo empleo de las minas aún en lugres
teóricamente ajenos a ellas.
La matanza de heridos y prisioneros se generalizó. El Morro de
Arica y la ciudad quedaron empapados en sangre peruana. Roque Saénz Peña fue
hecho prisionero por un comandante inglés que servía para el ejército chileno,
y no fue ejecutado gracias a su origen argentino. Sin embargo, fue encarcelado
cerca de la capital chilena y pudo vivir para contar la historia de este gran
sacrificio nacional. Más tarde Sáenz Peña llegaría a ser presidente de
Argentina.
En 1905, en reconocimiento a su actuación durante la guerra del
Pacífico, fue invitado oficialmente por el Perú para inaugurar el monumento a
Bolognesi. Allí recibe la medalla de oro que se le otorga por ley del Congreso,
y los galones de General de Brigada del ejército peruano.
ALFONSO UGARTE
Alfonso Ugarte nació en Tarapacá, el 13 de julio de 1847, hijo
de acaudalados comerciantes tarapaqueños. A temprana edad, es enviado por sus
padres al puerto chileno de Valparaíso donde fue educado. En 1868 regresa al
Perú y se instala en Iquique donde se dedica a administrar los negocios
familiares, debido a la temprana ausencia física de su padre. En 1876 fue elegido
alcalde de la ciudad. Al inicio de la Guerra del Pacífico, Ugarte, quien se
encontraba pronto a viajar a Europa, pero decidió quedarse en su ciudad natal y
organizar un batallón con su propio dinero, batallón que estaría integrado por
obreros y artesanos de Iquique.
Este batallón fue nombrado como el Batallón "Iquique N°
1", conformado por 429 hombres y 36 oficiales. Participó en la Batalla de
Tarapacá donde fue herido de bala en la cabeza y se replegó junto con el
ejército peruano. Su tropa fue puesta a disposición del Ejército del Sur, que
comandaba el general de división EP Juan Buendía; en esas condiciones hizo la
penosa marcha desde Tarapacá hasta Arica. En Arica participó en las dos Juntas
de Guerra que realizó el coronel Bolognesi donde se tomó el acuerdo de defender
la plaza "hasta quemar el último cartucho". Murió combatiendo en la
gloriosa Batalla de Arica.
FRANCISCO BOLOGNESI
Nació
Lima, en la calle Caylloma, el 4 de noviembre de 1816. Su padre fue italiano:
Andrés Bolognesi, sobresaliente violoncelista, director de orquesta, oriundo de
Génova, llegado al Perú en 1810. Su madre, arequipeña: Juana Cervantes Pacheco.
Tuvo tres hermanos: Margarita, Manuela y Mariano. Francisco trabajó en el
comercio, explotó cascarilla, coca y café en las montañas de Puno. Entró al
arma de artillería en enero de 1854 con el grado de teniente coronel y actuó en
varios enfrentamientos y campañas militares. En 1860 viajó a Europa a comprar
armamento. Tenía el grado de Comandante General de Artillería en 1871, cuando
se retiró del Ejército, contaba entonces con 55 años. En 1868 se desempeñó como
gobernador civil del Callao. Al estallar la guerra con Chile ofreció sus
servicios y fue destacado, en condición subalterna al ejército que debía
guarecer Tarapacá. Casado con doña Josefa La Puente y Rivero, tuvo cuatro
hijos: Margarita, Federico, Enrique y Augusto. Estos dos últimos murieron
heroicamente en las batallas por la defensa de Lima. Para el ejército peruano
Bolognesi es con Cáceres lo que Grau para la marina. Cada año los cadetes juran
ante su recuerdo de fidelidad a la bandera. Buques de guerra, provincias,
caletas, colegios, puentes, calles, avenidas, teatros, clubs deportivos llevan
sus nombres. Casi no hay población peruana sin monumentos o bustos suyos. Sus
retratos adornan las oficinas públicas como también casas y tiendas humildes.
Lo mejor que el Perú de la reconstrucción pudo albergar, en Grau y en Bolognesi
y en Cáceres se inspiró.
Fuente:
"Historia de la República del Perú" de Jorge Basadre.
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