sábado, 30 de junio de 2012
viernes, 29 de junio de 2012
sábado, 23 de junio de 2012
"No, no es un buen momento"
Elogio del buen periodismo
Raúl Tola (Lima, 19 de
noviembre de 1975) es un periodista y escritor peruano. Bachiller en Derecho
por la Pontificia Universidad Católica del Perú.
“Estoy decepcionado. El 11-S acabó con el buen
periodismo. Con la excusa de la seguridad nacional, la prensa estadounidense
dejó de hacer preguntas, ya no cuestiona el poder. Creía que aquello acabaría
tras los años oscuros de la administración de Bush, pero con Obama no ha
mejorado. Los periodistas de hoy siguen haciéndole el juego al gobierno, son
como funcionarios. Falta curiosidad y escepticismo en el tratamiento de Irak,
Afganistán o incluso Siria. Y el ciclo de noticias de 24 horas que impone la
red no ayuda porque los convierte en animales carroñeros. No, no es un buen
momento».
Estas frases concluyentes y cargadas de un
pesimismo inapelable le pertenecen a Gay Talese. Inventor de aquello que hoy
conocemos como «Nuevo Periodismo», y último sobreviviente de la vieja guardia
de reporteros estadounidenses −como Mailer, Wolf o Hersey−, a sus ochenta años
nadie tiene tanta autoridad para hablar de estos temas como él. Hijo de un
sastre calabrés (de allí su predilección por vestir siempre con traje, chaleco
y sombrero, como un dandy) y dueño de una prosa aventajada, en su vastísima carrera
ha compuesto algunas de las piezas periodísticas más memorables de la historia,
como «Frank Sinatra está resfriado», una crónica donde disecciona la compleja y
conflictiva personalidad del gran crooner ítalo-norteamericano, y describe las
catastróficas repercusiones que sobre la industria del espectáculo podía por
entonces tener una simple gripe suya. O como Honrarás a tu padre, el libro de
no ficción donde cuenta los secretos de una familia de la mafia neoyorquina
(los Bonanno), que inspiró numerosas películas y series de televisión, como Los
Soprano.
No es una mera coincidencia que Talese haya
hecho estas declaraciones justo por estos días, cuando se conmemora los 40 años
del inicio del escándalo Watergate. El 17 de junio de 1972 cinco hombres fueron
detenidos en la sede del Partido Demócrata en Washington, mientras intentaban
poner micrófonos de espionaje. Desde la punta de esa madeja, la noticia fue
deshilvanada por Bob Woodward y Carl Bernstein, dos periodistas de
investigación del diario Washington Post, que pusieron al descubierto los
turbios manejos del Comité de Reelección republicano, donde estaban implicados
el Departamento de Estado, el FBI, la CIA y la Casa Blanca, y que le costaron a
Richard Nixon la renuncia a la presidencia de los Estados Unidos, en agosto de
1974. Para ello contaron con la ayuda de un informante de altísimo nivel, cuya
identidad se mantuvo oculta hasta el 2005 −se trataba de Mark Felt, número dos
del FBI−, y que se hizo célebre por su seudónimo, proveniente de una película pornográfica
de culto de los años setenta: «Garganta Profunda».
¿Habría ocurrido Watergate si Woodward y
Bernstein hubiesen compartido la concepción de «patriotismo» o «seguridad
nacional» que hoy parece imperar en los medios estadounidenses, tal como denuncia
Gay Talese? ¿Debe un periodista replegarse en nombre de conceptos tan gaseosos
como éstos, o ser más bien persistente, curioso y contestatario? Al menos a mí
la respuesta me resulta bastante obvia: Como lo demostraron Woodward,
Bernstein, Talese o tantos otros, la prensa solo debe responder a su conciencia
y a sus lectores, y nunca a las «buenas intenciones» del poder.
miércoles, 20 de junio de 2012
¿Qué cultura va a tener, un indio chumeca como Lorenzo Morales?
!Que cultura va a tener si nació en los cardonales¡http://www.etnoterritorios.org/index.shtml?apc=p1c3---&x=574
La intención del viaje era poder conocer un poco más sobre los habitantes
de esta zona, su economía, de cómo es la cultura de sus pobladores que
hoy orgullosamente se reivindican como negros, en un municipio y
departamento tradicionalmente descritos como una cultura de “campesinos,
hacendados, comerciantes e industriales del sector de los lácteo”. Detrás de
estos términos se esconde una etnia indefinida, que seguramente es
significativa no solo en términos económicos, o políticos, sino culturales.
Y me gustaría hacer especial énfasis en la cultura y el territorio;
mucho se ha escrito sobre esto, sin embargo me quiero arriesgar en la idea de
presentar una crónica un poco extraña para esta página web, que trata
otros temas, pero que desde mi perspectiva tienen profunda relación.
Antes de seguir soltando palabras en la página, debo advertir que yo
nunca entendí el vallenato, nunca fue mi música favorita, no compre nunca un LP
o CD de ésta música. Es más, siempre rogué que al subirme a un
transporte urbano de Bogotá, mi ciudad natal, el conductor no
tuviera en la radio música vallenata o que tuviera otros gustos musicales
seguramente salsa o balada pop o…, pero el milagro nunca se hizo, así que
terminé por cerrar mis oídos a esta música que con gran frecuencia se escucha
en el transporte público y no pensar en ella. Es más, mi peor temor era que
algún día yo misma, me sorprendiera tarareando un vallenato que yo clasificaba
como “ramplón”; de esos que uno aprende aunque no quiera, a fuerza de
escucharlos.
Pero por otro lado sabía que había un vallenato de la vieja guardia,
ese que con poca frecuencia pasan por la emisora de “la vallenata”… que me
gustaba porque me remontaba a esa época en la cual el interior de país era
alegrado con las diferentes manifestaciones de la música costeña, de la música
negra, de la música de esos que llevan el alma ligera y que ríen por nada,
simplemente por el placer de estar vivos, o de hacer una broma a algún amigo o
porque “ajá”... -Y aunque esto parezca un estereotipo, yo tengo en mi memoria los
rostros adustos y tensos de la gente en las calles Bogotanas como referente.
Ese vallenato de vieja guardia que yo extrañaba, y que creía que
debía ser tocado con guitarra para que fuera de vieja guardia, ese, del que
nunca me preocupe por saber nada, me ha tocado en vivo y en directo, de la
propia voz de sus cantautores, en sus casas, con la historia de cada canción,
del amor que lo inspiró y del paisaje que se narra en él.
“Que cultura, que cultura va a tener,
un indio chumeca como Lorenzo Morales?
Que cultura va a tener
si nació en los cardonales?”
¿Y saben qué son los Cardonales? Un corregimiento a media hora de
Valledupar, se llama los Cardonales de Guacoche, donde nació
Lorenzo Morales. Este corregimiento hoy en día tiene aproximadamente 2900
habitantes, los cuales muy recientemente, (menos de 10 años) se reconocieron
como población afrocolombiana, aunque la mayoría de sus habitantes son
negros, negros en distintas tonalidades, pero finalmente negros, orgullosa y
genialmente negros; y por ello, han decidido constituirse en un consejo
comunitario.
Los cardonales son cactus gigantes, propios de zonas desérticas, lo
cual es una señal de que el Valle del Cacique de Upar está terminando para
darle paso al paisaje medio desértico del sur de la Guajira.
Los cardonales de Guacoche es el límite del municipio y del
departamento con la Guajira, en la zona nororiental; parte de la frontera es el
río César, otra parte es un camino real que aún existe y por donde se toma
hacia Urumita. Luego de 20 minutos de camino llegamos a la
tierra de Emiliano Zuleta, aquel que retó a Lorenzo Morales a una piquería, es
decir a un duelo de versos cantados acompañados por acordeón, para ver quién es
el mejor y así, arreglar o agravar las disputas.
En los Cardonales de Guacoche, las comunidades me llevaron a que
conociera a algunos de los pocos juglares vallenatos de la vieja guardia que
quedan vivos, para que comprendiera la manera como se vive en esta zona. Me
llevaron a la casa de José Vicente Munive, un hombre de 76 años, que como todos
los juglares se dio a rodar por cada corregimiento y cada municipio, tocando
música Vallenata, componiendo a todas las mujeres que fue amando a lo largo de
esos recorridos, componiendo a la vida y a la parranda. Dicen que Diomedes Días
cantó y grabó en 1984 y 1985 algunas de sus canciones*, y también dicen algunos
expertos de la música vallenata que el maestro Munive fue quien lo
invitó por primera vez a tocar la guacharaca, en uno de esos recorridos y le
pagó los primeros 500 pesos a Diomedes en su vida como
músico.
El maestro Munive hizo dinero cantando de pueblo en pueblo y con ello
compró algunas vacas y algo de tierra, pero hace como 15 años las FARC lo
extorsionaron, hasta dejarlo en la ruina, solo le quedó su compañera Carmen a
quien le ha compuesto muchas de sus canciones. Y heme allí un día cualquiera de
la semana del mes de agosto de 2010, yo, en el patio de su casa, tomando tinto
a las 2 de la tarde y el maestro tocando con pasión y con orgullo algunas de esas
canciones que le compuso. En ellas le agradece la fortaleza que le
infundió en los momentos más difíciles con tanto sentimiento que
debe parar de cantar y de tocar el acordeón pues las lágrimas no lo dejan
cantar, se atraviesan entre las notas del acordeón y la garganta. Este hombre
sereno, a su edad, reconoce el valor de esas lágrimas y de la nostalgia.
Pero mi recorrido no termina ahí. En los siguientes dos días fui a
otros tres corregimientos donde me encontré con lo más parecido al origen del
vallenato, ese que se siembra en la tierra con las callosas manos de maestros
que van al campo, labran, siembran y cultivan la comida, luego ordeñan las
vacas y a la tarde le enseñan a sus nietos el toque del acordeón. Esta
tradición comenzó con los cientos de trabajadores de las grandes haciendas
algodoneras y ganaderas que desarrollaban sus labores en la tierra o
del cuidado de las vacas, al compás de los cantos de vaquería y que a su vez
posibilitaron el desarrollo económico de esta zona, convirtiéndola en un centro
de comercio, propicio por demás para las migraciones de todo tipo de personas
con apellidos raros, como Dangond, Lacouture, Douglas y Baute, que hoy día
parece ser todo un patrimonio en la región.
En medio de semejante prosperidad económica, acompañada de música, de
historias cantadas, de anécdotas que se convirtieron en leyendas y del trabajo
incansable de negros, indios y mestizos en las tierras de familias adineradas,
se produjo la necesidad de que naciera el departamento del Cesar y se escindiera
del Magdalena y de la Guajira. Y así fue. Hubo un nuevo departamento en 1967.
El nacimiento del mismo no mejoró significativamente la calidad de
vida de sus muchos habitantes negros o indígenas. Los indicadores sociales del
departamento presentados en el plan de desarrollo del actual gobernador así lo
muestran. Tampoco mejoró su acceso a la tierra o las condiciones de
productividad o laborales. Un ejemplo de ello es que ninguno de los
corregimientos visitados tiene agua potable, el acueducto lleva agua del río a
las casas y en ocasiones por los grifos se cuelan pequeños peces y hasta
lombrices. Por ello el agua con la que cocinan deben comprarla a negociantes
particulares que la llevan en galones dos veces por semana.
Con la construcción de la carretera entre Valledupar y Santa Marta y
entre Santa Marta y Barranquilla, con la tecnificación del agro, ya el ganado
no se pastorea hasta Tasajera en el departamento del Magdalena, que
era el destino final de la vacas. Ahora se lleva en camión. Ahora ya hay
frigoríficos en la ciudad, la carne se transporta en canal, es decir ya lista
para el consumo (tasajeada). Ahora los vaqueros aprendieron a vivir de otra
cosa y seguramente compiten por los pocos puestos de trabajo que ofrece la
industria de la palma africana.
Y después de mi recorrido en donde me quedó claro que la música
vallenata se hace con un instrumento de origen europeo (acordeón), uno de
origen africano (tambor) y uno de origen indígena (guacharaca), me pregunto por
qué en la historia oficial que aparece en la página web de la gobernación y en “Colombia:
un país de Regiones” o en “Valledupar, música de una historia” y otros tantos
textos que he revisado buscando los temas étnicos, sólo encuentro referencias
de grupos indígenas y casi nada de los grupos de afrocolombianos como
pobladores también de la región. Seguramente son asimilados como campesinos
aunque la muestra de su existencia esté ahí, en la voz del maestro Sebastián
Sarmiento, del mismo Lorenzo Morales y de tantos otros que siguen cantando para
existir, existen para recordarnos que se puede hablar tranquilamente de afrocesarences.
Sólo me resta decir que me encontré en las casas y en la
música, unas historias fantásticas de las culturas negras y africanas, de su
magia, de su medicina y de sus ritos, tan vivos y tan presentes en la
cotidianidad, y me sorprendió ver como lo mayores (abuelos) van transmitiendo
estos saberes a niños y jóvenes para preservar la memoria cultural de las
comunidades.
viernes, 15 de junio de 2012
De la edad de oro musical de Cuba
El Buena Vista (buena vista) Club
Social sólo para miembros del club
se encuentra en el poblado de
Marianao barrio, en la capital de Cuba
La Habana .
El Buena Vista Social Club fue un club
de miembros en La Habana , Cuba
donde se organizaban bailes y actividades musicales, convirtiéndose en
un
lugar popular para los músicos de conocer y jugar durante la década
de
1940. En la década de 1990, casi 50 años después de que el club
estaba
cerrado, inspiró a una grabación realizada por el músico cubano
Juan
de Marcos González y el guitarrista estadounidense Ry Cooder con
los
tradicionales músicos cubanos, algunos de los cuales eran veteranos
que
se habían realizado en el club durante el apogeo de su popularidad.
La
"Buena Vista Social Club", el nombre se convirtió en un término
genérico
para describir a estas actuaciones y comunicados, y ha sido
comparado
con una etiqueta de la marca que engloba la "edad de oro musical"
de
Cuba entre los años 1930 y 1950. El nuevo éxito fue fugaz para los
artistas
más reconocidos en el conjunto: Compay Segundo , Rubén González ,
y
de Ibrahim Ferrer , que murió a la edad de noventa y cinco, ochenta y cuatro,
setenta
y ocho, respectivamente; Segundo y González en 2003, a continuación,
Ferrer
en 2005.
Y la lista de convocados es ..................
CARTA
DE UN HINCHA
La
República.pe / Columna de Mirko Lauer
Estimado Mirko:
Recuerdo como estudiante ochentero cuando el
profesor Heraclio Bonilla nos contaba que la guerra con Chile se perdió
porque mientras los soldados chilenos (heridos) le respondían a Petit Thouars
(sí, el de la avenida) que ellos peleaban por Chile; los heridos peruanos
respondían que ellos peleaban por “mi general Cáceres“, o por el “general
Iglesias”.
Y así fue al parecer. Realmente ¿dónde
están las efectivas unidades de investigación de la prensa peruana, tan
certeras en los temas políticos, para dar a conocer a los ciudadanos qué
sucede realmente en una selección de tanta frivolidad y tan poco trabajo en
equipo? ¿Para qué “general” están realmente jugando cada uno de los
jugadores (sobre todo los “extranjeros”)?
Haciendo un aparte de los conflictos sociales,
que deben resolverse democráticamente y con la ley, veo la esperanza de
tantos niños, jóvenes y adultos por la selección, por el fútbol, por lo
matemáticamente posible en Uruguay, y me pregunto: ¿Los dirigentes, los
“tres fantásticos”, Markarián y sponsor están a la altura de esta
legítima fe colectiva? ¿Dónde está la prensa crítica en el deporte?
Tan mal negocio es pinchar un globo de ilusiones que tanto fulmina el sentido
de la realidad, tan necesario para resolver problemas de verdad.
¿Alguien –periodista o psicoanalista– puede
averiguar por los lesionados de la selección a medida que lo difícil se acerca?
¿Habrá pugnas internas entre grupos de jugadores que la cabeza publicitaria de
Markarián no puede resolver? ¿Es cierto que en Chile se perdió porque uno de
los “fantásticos” llegó a las 7 a.m. a su hotel y todos sabían,
nadie quiso denunciar y la moral se cayó?
¿Cómo es eso que un jugador se intoxica con la
comida que supuestamente todos comen? El fútbol es una empresa, por supuesto
que lo es. Pero las empresas más audaces (y con tanto accionista
sentimental como en el fútbol) deben ser más racionales y es lo que menos
somos. Se convoca y se desconvoca a los “extranjeros” y a los “nacionales”. ¿Se
incluye a un lesionado a pedido del lesionado?
Un amigo me decía: “¿Qué se puede esperar de
un entrenador lleno de marcas en todo el cuerpo, tan distante a Pekerman
(Colombia) o Sabella (Argentina) que lucen ternos sobrios cuando
juegan sus selecciones?” ¿Qué esperamos de un entrenador que se presta por
publicidad a “convocar” a un gringo buena gente que solo fue sheriff para
la magnífica campaña de Marca Perú y que en su vida ha jugado fútbol?
¿Qué se puede esperar de jugadores (no todos)
que en vez de jugar por el Perú saben que sus piernas y lo que les pagan por
ellas valen más que cualquier aventura patriótica? Cuando en la celebración por
el gol con Paraguay las cámaras enfocaron sólo a cuatro “fantásticos”,
abrazados y posando, excluyendo al resto del equipo, me surgió la sospecha de que
lo que menos había era una selección coherente y con liderazgo; sino que otra
vez estábamos cayendo en lo mismo: en el mal negocio antes que en los grandes
objetivos; en la argolla antes que en el país.
Con un saludo,
Javier Barreda
Javier Barreda
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Mirko Lauer (Žatec, República Checa, 1947)
Narrador, poeta,
ensayista y politólogo. Es Bachiller en
letras por la
Pontificia Universidad Católica del Perú y
Doctor en
literatura peruana y latinoamericana por la
Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, es autor de
una amplia obra
poética que comenzó en 1966 con el poema
teatral En los
cínicos brazos y que ha continuado con obras
como Sobre
vivir (1986) y Tropical cantante (2002).
Como novelista,
ha publicado Secretos inútiles (1992),
Orbitas. Tertulias
(Premio Juan Rulfo de novela corta 2005) y
Tapen la tumba
(2009). En 2010,publicó Bodegón de
bodegones, un estudio
de las artes visuales del Perú a través de
su gastronomía,
premio Gourmand para libros gastronómicos
ilustrados.
martes, 12 de junio de 2012
Planeta rojo
Los “seis minutos del
horror”, el último eslabón para aterrizar en Marte
La NASA trabaja
para garantizar el descenso exitoso de una nave espacial tripulada en suelo
marciano. “No es nada fácil”, advierten.
Ante la cercanía de un posible
vuelo tripulado a Marte, la NASA ha informado que no se trata solo de
atravesar los 401 millones de kilómetros que separan el Planeta Rojo de
la Tierra y conseguir que los astronautas lleguen sanos y salvos -y en su
juicio-, sino también asegurarles el aterrizaje.
En
consecuencia, la agencia espacial estadounidense trabaja en una serie de
métodos para que una nave tripulada pueda sobrevivir “los 6 minutos del horror”
que suponen entrar en la atmósfera de Marte, frenar los motores y tocar
superficie firme, informó RT.
Aunque
la fricción la con atmósfera desacelerará la nave en los primeros cuatro
minutos, luego de esta la velocidad de la nave todavía será superior a los
1.600 km/h. En los 100 segundos que quedan para aterrizar se abrirá un
paracaídas y el vehículo perderá velocidad hasta los 320 km/h.
Cuando se llegue a esa marca,
la superficie marciana estará a tan solo 100 metros y los astronautas no
tendrán nada más que unos cuantos segundos para frenar definitivamente. ”Cuanta
más masa tenga la nave, más tiempo necesitará para eso”, apuntó RT.
Esta última fase resulta muy
arriesgada y la NASA ha pensado en superarla usando cohetes para un descenso
suave, bolsas de aire para amortiguar el impacto de una caída libre o una
combinación de cohetes y sogas (de cohetes) para hacer descender lentamente la
nave.
Sin
embargo, el problema es que ninguno de estos instrumentos sería capaz de
soportar el peso de una nave que está diseñada para alojar a los tripulantes y
su equipamiento.
Ante
esta situación, la agencia espacial prueba un “desacelerador supersónico” que
consiste en tres mecanismos para desacelerar el vehículo en su ingreso a Marte
de forma más rápida.
Dos de
estos elementos son recipientes hinchables de presión en forma de globo, de 6 y
7 metros de diámetro, que se accionarán alrededor de la cápsula en descenso. El
tercer mecanismo es un paracaídas de 33 metros de diámetro que permitirá
reducir la velocidad hasta unos 280 km/h (en vez de los 320 km/h por hora
actuales).
Se informó que la NASA empezará a examinar cómo funcionará el
sistema una vez combinado con un trineo de cohetes a inicios del año que viene.
jueves, 7 de junio de 2012
EFEMERIDES
EL ASALTO DEL 7 DE JUNIO
A las
5:30 de la mañana del 7 de junio de 1880, se inició el asalto chileno
por la retaguardia, en el fuerte de la Ciudadela. Empezó una feroz matanza de
prisioneros, de los 400 soldados peruanos, sólo sobrevivieron diez. La resistencia
final tuvo lugar en el Morro mismo. Allí estaban Bolognesi, More, Alfonso
Ugarte, Saenz Peña, Armando Blondel, con los restos de los batallones Tarapacá,
Iquique, Artesano y Granaderos de Tacna.
Eran unos pocos hombres contra muchos asaltantes. Todo concluyó
a las 9 de la mañana. El general chileno, Manuel Baquedano en su informe
escribió: "Perdidos sus últimos atrincheramientos, los peruanos hicieron
volar los fuertes del Norte.
La lucha había sido porfiada y sangrienta hasta lo increíble. A
las 9 a.m. la plaza era completamente nuestra y la bandera de Chile se
ostentaba en los fuertes y en los edificios públicos (.) el enemigo perdió a
sus mejores jefes". Según Saénz Peña, "sólo More y Bolognesi continuaron
haciendo fuego con sus revólveres" hasta que un soldado chileno le disparó
a Bolognesi y lo tendió muerto instantáneamente de un balazo en el
cráneo". Roque Sáenz Peña narra así el hecho: "(...) Allí cayó el
coronel Bolognesi, inclina su frente y cae con el alma serena, una bala le
había atravesado el corazón (...) Aún conservo la impresión que me produjo la
disposición del cadáver; se le había despojado de la chaquetilla y de las botas
y un feroz culatazo le había descubierto la parte superior del cráneo. Aquella
impresión fue para mí tan intensa, tan honda y dolorosa como la muerte misma de
mi viejo amigo, el querido y venerable anciano".
El monitor Manco Cápac fue hundido por su comandante José
Sánchez Lagomarsino. La lancha torpedera Alianza, al mando del teniente 1° Juan
Fernández Dávila, trató de escapar hacia el norte, pero fue perseguida y
cañoneada, sus tripulantes la vararon y destruyeron cerca de Ilo. Chile perdió
474 hombres, mientras que casi 1,000 peruanos perdieron la vida, el resto cayó
prisionero, muchos de éstos fueron fusilados en la plazoleta de la iglesia de
Arica, en cuyo piso, durante muchos años, permanecieron las huellas
ensangrentadas. Hubo saqueo e incendios, ataque a consulados y muchos otros
desmanes. Los excesos de la soldadesca -afirmase por los chilenos- provinieron
de la indignación por la creencia de que hubo empleo de las minas aún en lugres
teóricamente ajenos a ellas.
La matanza de heridos y prisioneros se generalizó. El Morro de
Arica y la ciudad quedaron empapados en sangre peruana. Roque Saénz Peña fue
hecho prisionero por un comandante inglés que servía para el ejército chileno,
y no fue ejecutado gracias a su origen argentino. Sin embargo, fue encarcelado
cerca de la capital chilena y pudo vivir para contar la historia de este gran
sacrificio nacional. Más tarde Sáenz Peña llegaría a ser presidente de
Argentina.
En 1905, en reconocimiento a su actuación durante la guerra del
Pacífico, fue invitado oficialmente por el Perú para inaugurar el monumento a
Bolognesi. Allí recibe la medalla de oro que se le otorga por ley del Congreso,
y los galones de General de Brigada del ejército peruano.
ALFONSO UGARTE
ALFONSO UGARTE
Alfonso Ugarte nació en Tarapacá, el 13 de julio de 1847, hijo
de acaudalados comerciantes tarapaqueños. A temprana edad, es enviado por sus
padres al puerto chileno de Valparaíso donde fue educado. En 1868 regresa al
Perú y se instala en Iquique donde se dedica a administrar los negocios
familiares, debido a la temprana ausencia física de su padre. En 1876 fue elegido
alcalde de la ciudad. Al inicio de la Guerra del Pacífico, Ugarte, quien se
encontraba pronto a viajar a Europa, pero decidió quedarse en su ciudad natal y
organizar un batallón con su propio dinero, batallón que estaría integrado por
obreros y artesanos de Iquique.
Este batallón fue nombrado como el Batallón "Iquique N°
1", conformado por 429 hombres y 36 oficiales. Participó en la Batalla de
Tarapacá donde fue herido de bala en la cabeza y se replegó junto con el
ejército peruano. Su tropa fue puesta a disposición del Ejército del Sur, que
comandaba el general de división EP Juan Buendía; en esas condiciones hizo la
penosa marcha desde Tarapacá hasta Arica. En Arica participó en las dos Juntas
de Guerra que realizó el coronel Bolognesi donde se tomó el acuerdo de defender
la plaza "hasta quemar el último cartucho". Murió combatiendo en la
gloriosa Batalla de Arica.
FRANCISCO BOLOGNESI
Nació
Lima, en la calle Caylloma, el 4 de noviembre de 1816. Su padre fue italiano:
Andrés Bolognesi, sobresaliente violoncelista, director de orquesta, oriundo de
Génova, llegado al Perú en 1810. Su madre, arequipeña: Juana Cervantes Pacheco.
Tuvo tres hermanos: Margarita, Manuela y Mariano. Francisco trabajó en el
comercio, explotó cascarilla, coca y café en las montañas de Puno. Entró al
arma de artillería en enero de 1854 con el grado de teniente coronel y actuó en
varios enfrentamientos y campañas militares. En 1860 viajó a Europa a comprar
armamento. Tenía el grado de Comandante General de Artillería en 1871, cuando
se retiró del Ejército, contaba entonces con 55 años. En 1868 se desempeñó como
gobernador civil del Callao. Al estallar la guerra con Chile ofreció sus
servicios y fue destacado, en condición subalterna al ejército que debía
guarecer Tarapacá. Casado con doña Josefa La Puente y Rivero, tuvo cuatro
hijos: Margarita, Federico, Enrique y Augusto. Estos dos últimos murieron
heroicamente en las batallas por la defensa de Lima. Para el ejército peruano
Bolognesi es con Cáceres lo que Grau para la marina. Cada año los cadetes juran
ante su recuerdo de fidelidad a la bandera. Buques de guerra, provincias,
caletas, colegios, puentes, calles, avenidas, teatros, clubs deportivos llevan
sus nombres. Casi no hay población peruana sin monumentos o bustos suyos. Sus
retratos adornan las oficinas públicas como también casas y tiendas humildes.
Lo mejor que el Perú de la reconstrucción pudo albergar, en Grau y en Bolognesi
y en Cáceres se inspiró.
Fuente: "Historia de la República del Perú" de Jorge Basadre.
Fuente: "Historia de la República del Perú" de Jorge Basadre.
martes, 5 de junio de 2012
"Hidalguia del caballero antiguo"
21 de mayo
1879.- Combate Naval de Iquique, que marca el inicio de la campaña marítima en
la Guerra del Pacífico. Chile pierde la pequeña Esmeralda y gana un héroe: Arturo
Prat, mientras Perú pierde su mejor embarcación, la Independencia.
Carta que
Miguel Grau remitió a Carmela Carvajal viuda de Prat
“Monitor
Huascar” – Pisagua, junio de 1879
Al ancla,
Pisagua, Junio de 1879
Dignísima
señora:
Un sagrado deber me autoriza a dirigirme a Ud., y siento profundamente que esta carta, por las luchas que va a rememorar contribuya a aumentar el dolor que hoy justamente dominarla. En el combate naval del 21 próximo pasado que tuvo lugar en las aguas de Iquique, entre naves peruanas y chilenas su digno y valeroso esposo, capitán de fragata don Arturo Prat , comandante de la Esmeralda, fue como usted no lo ignorará, víctima de su temerario arrojo en defensa y gloria de la bandera de su patria. Deplorando sencillamente tan infausto acontecimiento y acompañándola en su duelo, cumplo con el penoso y triste deber de enviarle las que para usted inestimables prendas que se encontraron en su poder, y que son las que figuran en la lista adjunta. Ellas servirán indudablemente de algún pequeño consuelo en medio de su desgracia, y por eso me he anticipado a remitírselas.
Reiterándole mis sentimientos de condolencia, logro señora, la oportunidad de ofrecerle mis servicios, consideraciones y respetos con que me suscribo de usted, señora, muy afectísimo seguro servidor.
Un sagrado deber me autoriza a dirigirme a Ud., y siento profundamente que esta carta, por las luchas que va a rememorar contribuya a aumentar el dolor que hoy justamente dominarla. En el combate naval del 21 próximo pasado que tuvo lugar en las aguas de Iquique, entre naves peruanas y chilenas su digno y valeroso esposo, capitán de fragata don Arturo Prat , comandante de la Esmeralda, fue como usted no lo ignorará, víctima de su temerario arrojo en defensa y gloria de la bandera de su patria. Deplorando sencillamente tan infausto acontecimiento y acompañándola en su duelo, cumplo con el penoso y triste deber de enviarle las que para usted inestimables prendas que se encontraron en su poder, y que son las que figuran en la lista adjunta. Ellas servirán indudablemente de algún pequeño consuelo en medio de su desgracia, y por eso me he anticipado a remitírselas.
Reiterándole mis sentimientos de condolencia, logro señora, la oportunidad de ofrecerle mis servicios, consideraciones y respetos con que me suscribo de usted, señora, muy afectísimo seguro servidor.
Miguel
Grau"
_______________________________________________________________________________
Respuesta de Carmela Carvajal
Recibí su fina y
estimada carta fechada a bordo del Huáscar en 2 de junio del corriente año. En
ella, con hidalguía del caballero antiguo, se digna usted acompañarme en mi
dolor, deplorando sinceramente la muerte de mi esposo, y tiene la generosidad
de enviarme las queridas prendas que se encontraban sobre la persona de mi
Arturo, prendas para mí de un valor inestimable por ser o consagradas por su
afecto, como los retratos, o consagradas por su martirio como la espada que
lleva su adorado nombre. Al proferir la palabra
martirio no crea usted, señor, que sea mi intento inculpar al jefe del Huáscar
la muerte de mi esposo. Por el contrario, tengo la conciencia de que el
distinguido jefe que, arrostrando el furor de innobles pasiones sobreexcitadas
por la guerra, tiene hoy el valor, cuando aun palpitan los recuerdos de
Iquique, de asociarse a mi duelo y de poner muy alto el nombre y la conducta de
mi esposo en esa jornada, y que tiene aun el más raro valor de desprenderse de
un valioso trofeo poniendo en mis manos una espada que ha cobrado un precio
extraordinario por el hecho mismo de no haber sido jamás rendida; un jefe
semejante, un corazón tan noble, se habría, estoy cierta, interpuesto, de
haberlo podido, entre el matador y su víctima, y habría ahorrado un sacrificio
tan estéril para su patria como desastroso para mi corazón.
A este propósito, no
puedo menos de expresar a usted que es altamente consolador, en medio de las
calamidades que origina la guerra, presentar el grandioso despliegue de
sentimientos magnánimos y luchas inmortales que hacen revivir en esta América
las escenas y los hombres de la epopeya antigua.
Profundamente reconocida
por la caballerosidad de su procedimiento hacia mi persona y por las nobles
palabras con que se digna honrar la memoria de mi esposo, me ofrezco muy
respetuosamente de usted atenta y afectísima servidora.
Carmela Carvajal de Prat
lunes, 4 de junio de 2012
"El poeta a su amada"
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literatura » Don César Vallejo y el pisco
Don César
Vallejo y el pisco
En este año los peruanos recordamos al insigne vate, don César Abraham Vallejo
Mendoza, el gran poeta peruano nacido en La Libertad, Santiago de Chuco, el 16 de
marzo de 1892 (quien pasara sus últimos años en París, donde falleció el 15 de abril
de 1938), al que en este año se le realizaron algunas actividades conmemorando los
120 años desde su natalicio. Vallejo, un gran poeta y escritor
peruano (que también vivió del periodismo y realizó trabajos de traducción y
docencia), ha sido considerado entre los más grandes innovadores de la poesía
del siglo XX. Autor de bellos poemarios como Los heraldos negros, publicado en 1918 y Trilce expuesta en
1922, obras ampliamente conocidas y traducidas a varios idiomas; el Tungsteno (Madrid, 1931) y
el libro de Crónica
Rusia en 1931 (Madrid, 1931). También su más famoso cuento, “Paco Yunque“, obras que no vamos
a comentar pues de eso se encargan los especialistas. Hoy César Vallejo sigue siendo
consultado y leído por muchos dada su prolífica e importante obra.
Pero, a Vallejo, también le agradaba nuestra
Bebida de Bandera y como lo manifiesta el secretario de la Academia Peruana del Pisco e
historiador Guillermo
Vera, en la página 3 de su obra “Lima. El Piscosauer y el Morris Bar” … El poeta
universal supo apreciar – y celebrar – la versatilidad del pisco. Para el
efecto mostramos la siguiente fotografía en la que se aprecia al poeta
brindando con Henriette (su pareja de la época) y Carlos More.
Vallejo también se conoció con lo mejor de la intelectualidad peruana de la
época, teniendo amistad con personajes nuestros de la talla de Clemente Palma
(quien había sido un furibundo detractor de su obra poética, incluso calificó
de mamarracho su poema “El poeta a su amada“, pero luego se detractó). Conoció a
José María Eguren y Manuel Gonzáles Prada, a quien los más jóvenes consideraban
entonces un maestro y guía. En Lima, se vinculó con escritores e intelectuales
como Abraham Valdelomar y su grupo colónida, José Carlos Mariategui, con
quienes entabló una profunda amistad; también conoció a Luis Alberto Sánchez
(gran pisquero también) y Juan Parra del Riego.
César
Vallejo, ha sido motivo de inspiración de muchos escritores, autores y
compositores, ya en un anterior post mencioné que el gran cantautor español don Joaquín Sabina “… no
solo conoce y valora las bondades de nuestro pisco, sino que también es un gran
lector y conocedor de la obra del gran poeta peruano César Vallejo, quien con
su prodigiosa producción es una de sus importantes fuentes de inspiración; por
ello, en las ocasiones que visitó nuestro país, legó también algunas memorables
noches en las tabernas del histórico y tradicional distrito de Barranco, en las
que hizo gala del conocimiento y dominio de la vida y poemas de nuestro vate
peruano.”
Por ello, no dejamos pasar la ocasión
para testimoniar nuestro reconocimiento a Vallejo y su obra, nuestra eterna gratitud
a este ejemplar e insigne peruano y cómo el mencionaba:
“Hay
hermanos, muchísimo que hacer”
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