¿Cómo murió Lucy Smith? una estrella en las alas del
misterio
El pasado se mira siempre con ojos del presente. Un
acontecimiento de hoy, la trágica muerte del saxofonista Álvaro García
(director musical de la orquesta Nsamble), abre de pronto un umbral que ilumina
el pasado. Y lo ilumina por mucho que hayamos pretendido olvidarlo. Aterrizo.
Cuando el mundo Google se agota, es usual que algunos colegas acudan a la
memoria de las canas.
- Efra, ¿aparte de la muñequita Sally sabes de
algún otro artista que haya fallecido trágicamente?
- ¿En el Perú?
- Sí en el Perú
- ¿Lucy Smith, sin duda.
- ¿Quién?
- Qué, ¿no sabes quien fue Lucy Smith,
Sue?
- No tengo idea
Con tristeza y dolor, al ver el olvido
de la estrella de la radio que en vida se llamó Lucy Smith, decidí ascender en
la escala demográfica y buscar una generación intermedia.
- Amelia, una consultita: ¿tú sabes quién fue
Lucy Smith?
- El personaje de un vals, pero no me pidas más
Fue ahí que sentí la urgente necesidad
de rescatar viejos apuntes, actualizarlos en el archivo y compartir con ustedes
una mirada a este personaje singular, mujer de voz precoz que luego destacó en
la conducción radial y floreció, de manera brillante y masiva, en el
añejo género del radioteatro. Hasta que una noche de Año Nuevo, en las
primerísimas horas de 1950, su vida se apagó y desde entonces, como reza el
valse, “en el cielo hay una estrella, una estrella muy hermosa que en la tierra
deja seres que no cesan de llorar”.
Detrás de la leyenda
Lucy Smith Ariñez, vinculada a conocidas
familias de Bolivia y el Perú, era hija de Eduardo Smith y de María Aríñez. Con
apenas doce añitos, Lucy cantó por primera vez en la radio. Su timbre de voz
impactó desde un inicio y, bajo la tutela musical del maestro Lorenzo Humberto
Sotomayor, interpretó tangos y canciones de moda. Nunca grabó, pero quienes la
escucharon afirmaron luego que su timbre se parecía al de Libertad
Lamarque, una cantante argentina posterior.
La fama de Lucy Smith cobró dimensiones
notables cuando desde los estudios de Radio Central, la casa radial de sus
éxitos, conducía cada fin de semana un programa radial de música, concursos y
variedades. Demás está decir que era en vivo pues no había otra modalidad. Cada
fin de semana Lucy Smith estaba en los hogares de todos los peruanos y todos la
sentían parte de la familia. Esa era la magia, la misteriosa gama que baña a
los reyes de la fama. Lucy Smith, Augusto Ferrando, Gisela Valcárcel. Por
ejemplo.
Pero primero que todos, ahora y siempre,
Lucy Smith. Hija de su tiempo. Lucy Smith incursionó en las radionovelas, ese mundo
mágico de historias y personajes capaces de cautivar la atención
de miles y miles de hogares, con amplios elencos familiares
agrupados de cara a un antiguo receptor radial que entre amago de corte y
fluctuación de onda sonora unían, de una, los sueños de todos los peruanos. Fue
así que Lucy Smith llegó a lo más alto de la fama, una estrella sin
par en ese firmamento virtual que alimentan los medios electrónicos.
Pero, ¿qué dice la historia oficial, esa que ha
permitido tejer un manto de engaño y olvido? Dice que la noche de Año Nuevo,
Lucy perdió la vida en un trágico incidente. Estaba celebrando la llegada de
1950 en el Country Club en compañía de su novio, Carlos Dennis Espinoza, y de
pronto ambos abandonaron la reunión en plena madrugada. Discutieron de manera
visible y abordaron un taxi. A la altura de la calle Marconi Lucy cayó a tierra
y falleció horas después. No había cumplido aún los 25 años.
Para ahorrar palabras, diré que las
investigaciones llegaron rápidamente a la conclusión de una muerte accidental,
fruto del maldito azar. La manivela del taxi no habría estado bien cerrada y
Lucy, acaso algo descontrolada, habría caído de manera accidental. Es algo poco
creíble pues el taxi lo tomaron en la puerta del Country y Lucy cayó
cuadras después y sin previa maniobra brusca del vehículo, según testimonio del
chofer del vehículo de apellidos Limachi Morales.
Luego se argumentó que Lucy
se había suicidado, esto es, se habría arrojado del auto en plena marcha. Nadie
pudo aportar un móvil verosímil para el suicidio pero finalmente esa
versión oficial terminó ganándoles a todos, mientras el tema desaparecía precoz
y misteriosamente de las páginas de los diarios.´
Mujer de trabajo
Pero no para siempre. En primer lugar
Lucy Smith no era una suerte de diva algo distraída y capaz de caerse,
simplemente caerse de un taxi por estar una puerta mal cerrada. Un poco más y
la hacen enredar con su pañuelo en las llantas de un Bugatti, como había
ocurrido años atrás con la recordada Isadora Duncan.
No, reitero. Lucy no era una diva
distraída, casquivana o inestable. Sépase de una buena vez que la
señorita Lucy Smith era la directora de su propia compañía de radioteatro,
llamada Radioteatro Smith. Era, en consecuencia, forjadora de su
destino. Una verdadera mujer de trabajo, una precursora en un país con
manifiesta ejecutoria feminista, una mujer hecha y derecha que debería haber
sido hace tiempo rescatada del olvido.
Dirigía su propia empresa y los demás
artistas, empezando por Roberto Salinas el coprotagonista de su última novela,
eran en verdad sus empleados. Es más. Al mediodía del sábado 31 de marzo de
1949, horas antes de morir, Lucy acudió a los estudios de Radio Central donde
brindó por el Año Nuevo con sus empleados del Radioteatro Smith. Dicen que fue
un brindis emotivo y muy optimista pues llegaban los cincuentas, llamados a ser
los años dorados de la radio. Y vaya, sí lo serían.
Pero, no para Lucy. Para ella el abuso,
para ella el pavimento, la frialdad de una sala de emergencia donde fue dejada
como nn hasta que el padre la encontró, horas después del accidente, y la llevó
a la clínica Maison de Sante, en vano intento por recuperar a Lucy, quien
aparentemente ya había emprendido raudo vuelo en las alas del misterio.
No al olvido
El liderazgo laboral de Lucy
Smith no concuerda con el supuesto perfil de una diva voluble, una calabacita
emocionalmente inestable y capaz, en un raptó, de arrojarse de un vehículo en
marcha.
¿Y dónde queda la hipótesis del suicidio
frente al brindis optimista y lleno de esperanza para ella y para todos sus
empleados con el advenimiento de los mejores tiempos imaginables para la radio?
Entonces ¿la mataron nomás? ¿Es cierto
que hubo más personas de por medio? ¿Qué verdad tan cruda descubrió Lucy esa
noche? ¿Puede esa verdad haber sido tan cruda como para
no permitirle a Lucy Smith vivir para contarla? ¿Es cierto que hubo
en efecto, un tercer hombre detenido luego en la comisaría de Orrantia? ¿Será
cierto que también hubo un fotógrafo implicado y detenido, y hasta
un espigado portero del Country Club, de color serio y espigada estampa, que
aseguraba haberlo visto todo y al que nadie se dignó llamar a
declarar, al momentos de las así llamadas investigaciones? Gracias por la
atención. Como ya se habrá dado cuenta, esta historia continuará.
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