lunes, 24 de septiembre de 2012
"LA CONVENCION DE VIENA"
CARTA SOBRE QUITO-LONDRES
Jueves, 23 de agosto del 2012 / 04:30 a.m.
Estimado Mirko:
El caso del australiano Julian Assange
parece convocar demasiadas razones complicadas e historias no muy claras. Lo
primero que me llama la atención es la clara contradicción entre el
discurso del Canciller británico (Foreign Secretary) William Hague al iniciarse
las celebraciones del Bicentenario de la independencia latinoamericana, en el
que anunciaba su decisión de cancelar muchos años de distanciamiento entre Gran
Bretaña y nuestra región, con la amenaza de entrar por la fuerza a la embajada
del Ecuador.
Hecho que no sólo violaría
costumbres diplomáticas muy antiguas sino hasta un tratado internacional
del que forma parte el Reino Unido: la Convención de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas. Tampoco deja de llamar la atención y aparece como
contradictorio que se haya lanzado esta amenaza cuando, como quedó claro
después, no iba a ser cumplida. ¿Qué hay detrás de toda esta comedia de errores
y contradicciones? Lo primero es una ignorancia de las sensibilidades
latinoamericanas. Que una vieja potencia colonial amenace a una nación
latinoamericana con invadir su embajada y violar así el derecho de asilo que
tiene carácter de institución sacra en nuestra región, no podría sino provocar
una reacción muy airada de Correa y, además, de los gobiernos latinoamericanos.
Lo segundo, no haber entendido que el
problema tenía menos que ver con las relaciones británico-ecuatorianas y más
con las relaciones ecuatoriano-estadounidenses. Es evidente que si en algo
estaba pensando Correa es que Assange terminaría siendo extraditado por Suecia
hacia los Estados Unidos, para que responda allá por los wikileaks. Y ese
regalo no haría el ecuatoriano a los gringos, él que fue también víctima
de los wikileaks.
El tercer punto de confusión son las
distintas concepciones sobre el derecho de asilo. El asilo diplomático (como en
este caso en el que se entra a una embajada y se pide protección), sólo se da
en América Latina. En Europa existe el territorial, esto es, hay que
entrar al país y demandar in situ el asilo.
Sin embargo ello no impide que Gran
Bretaña otorgue un salvoconducto, creo que le resultaría menos oneroso, en
términos de imagen internacional, que tener a aquel alojado en la
Embajada por tiempo indefinido.
¿Cómo podría superarse el impase? Nada
mejor que una buena negociación entre las partes (Reino Unido, Ecuador y
también Suecia, que es el país que solicitó la extradición) y mejor si
participa el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados para
recurrir a la figura del refugiado que permita a las Naciones Unidas
protegerlo. Pero se necesita, sobre todo, el compromiso de Suecia de no
extraditarlo a otro país. Para tener éxito en esta negociación, los actores
deben estar convencidos de que ya en el siglo XXI hay que solucionar los
problemas mediante la buena diplomacia, aquella en la que todos ganan.
José Antonio García Belaunde.
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