domingo, 2 de febrero de 2014
“El tema está zanjado, las coordenadas son un ejercicio técnico y punto"
José Antonio García Belaunde:
“No dudo que el Perú ha ganado con el
fallo”
Domingo
02 de febrero del 2014 | 07:20
“El tema está zanjado, las coordenadas
son un ejercicio técnico y punto; ahí no hay negociación posible. Este es un
fallo internacional, no hay nada que arreglar”, sostiene.
PATRICIA
QUISPE V. (pquispe@peru21.com)
Para
el coagente peruano ante La Haya, José Antonio García Belaunde, el fallo de la
corte supranacional pone fin al diferendo marítimo con Chile y también a su
activa carrera diplomática, cuyos matices revelará en un libro que publicará en
los próximos meses. Mientras, reseña a Perú21 algunos entretelones del difícil
proceso.
¿Cómo
se siente concluido el proceso ante La Haya?
Muy
contento con el resultado, muy honrado de ser parte de ese equipo maravilloso
que dedicó muchos años y con tanta mística a este trabajo. Y una cosa
importante es que en todo este tiempo –entre enero de 2008 y diciembre de 2012,
es decir entre la presentación de la demanda y la fase oral– la gente confió en
nosotros pese a que estábamos obligados a guardar reserva.
¿Obtuvimos
más de lo que se esperaba? ¿Nos hubiera ido mejor o peor si Chile aceptaba la
negociación que el Perú le propuso en su momento?
Es
muy difícil (saberlo) porque la negociación nunca se dio, ni nos sentamos
siquiera a la mesa. Puedo decir que, en los términos en que Chile estaba
dispuesto a negociar, nos ha ido mucho mejor.
El
tecnicismo del fallo le impide comprender fácilmente al ciudadano común qué es
lo el Perú ha ganado en términos prácticos…
Lo
que ha ganado el Perú es incorporar a su dominio marítimo 50 mil kilómetros
cuadrados en los cuales va a ejercer soberanía y jurisdicción. Hemos ganado 22
mil kilómetros que tenía Chile bajo su dominio, y 28 mil kilómetros que eran
parte de dominio interno y eran, incluso, de difícil acceso.
¿El
equipo peruano se ubicó en algún momento en este escenario?
El
equipo peruano estaba convencido, al final de la fase oral, en diciembre de
2012, que Chile no había podido demostrar que había un acuerdo de límites, y
que la Corte no iba a aceptar que la Declaración de Santiago lo era. El equipo
pensaba que el paralelo se iba a quebrar, podía ser en la milla 12, en una
mayor, pero el paralelo no iba hasta las 200 millas. A eso ayudó también tener
un Tratado de Límites con Ecuador que, además, inscribimos juntos ante Naciones
Unidas. Con Chile no había nada parecido a eso, por eso estuvimos tan
convencidos.
El
siguiente paso es fijar las coordenadas, ¿qué viene después?
Este
es un fallo internacional, no hay nada que arreglar. Perú y Chile van a tener
que hacer ajustes en la legislación interna para tener todo ordenado, pero el
fallo hay que cumplirlo, y si hay leyes que van contra él se suspenden porque
el fallo manda. El tema está zanjado, las coordenadas son un ejercicio técnico
y punto, ahí no hay negociación posible. Simplemente hay que cotejar los
números que tenemos. ¿Cuánto puede demorar? No lo sé.
Según
una encuesta de Datum, el 58.5% de chilenos considera que el que ganó la
demanda fue el Perú.
Bueno,
yo no dudo que el Perú ha ganado. Un periodista chileno, después del fallo, se
me acercó y me preguntó: “Y usted, ¿cómo considera esto, cómo una derrota o un
fracaso? No le contesté. Simplemente me di cuenta que no había entendido nada,
y si no entiende yo no le voy a explicar; que vaya a hacer su curso de
comprensión de lectura (sonríe). La verdad es que es un fallo muy jurídico,
difícil de seguir. Le digo el fallo sierra porque cuando uno creía que subía a
un punto, bajaba a otro punto y luego volvía a subir. Allan Wagner decía que
era una montaña rusa.
¿Cómo
se ha sentido recibiendo el reconocimiento popular a su retorno al país?
Abruma,
porque soy diplomático –como lo son Allan Wagner y Manuel Rodríguez Cuadros–.
Claro, hemos sido cancilleres, pero básicamente hemos sido diplomáticos, y
sentimos que hemos cumplido con nuestro deber porque así fuimos formados, y lo
hicimos de la mejor manera que fuimos capaces de hacerlo. Nunca nos pusimos en
la cabeza que por esto la gente nos aplaudiera y recibiera con aplausos, pero
es muy grato y estamos muy halagados.
En
el adelanto de sus memorias reconoce como una dificultad para el proceso que el
Perú no se haya adherido a la Convención del Mar (Convemar). En esta coyuntura,
¿es necesario o conveniente ese trámite?
No
es necesario, pero sí conveniente. Creo que un país como el Perú, que está
inserto en la comunidad internacional, que es parte de todos los organismos
internacionales importantes, que apuesta por la integración y que ha recurrido
a la Corte de La Haya para asumir más claramente su compromiso con un orden
internacional dotado de Derecho, no tiene sentido que no sea parte de la
Convemar. No es necesario, pero es un sinsentido porque la Convemar ratificó la
tesis peruana de las 200 millas.
Entre
los opositores a esta adhesión en el anterior régimen estuvo el Partido
Nacionalista que ahora es gobierno. ¿Usted espera que hayan cambiado de
posición?
No
lo sé, no he preguntado. Lo importante es que nosotros pudimos hacer la demanda
pese a no ser parte de la Convemar, que fue utilizada por Chile para crear un
ambiente de zozobra, haciendo creer que como el Perú no era miembro, entonces
no podría aplicar el fallo de la Corte si le era desfavorable. Ese fue un
debate larguísimo, pero llegamos a la conclusión que podíamos hacer un buen
caso sin estar en la Convención del Mar.
¿Cómo
nació la idea de escribir sus memorias?
Fui
canciller cinco años y tuve responsabilidades importantes, como que los astros
se alinearon. Tuvimos que tomar una decisión sobre Chile, al mismo tiempo
tuvimos dos cumbres en Lima y negociamos y conseguimos el apoyo de la mayoría
demócrata para el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Personalmente
me involucré en sacar los mandatos de la Unión Europea para negociar el acuerdo
comercial con Colombia, y negocié el acuerdo de límites con Ecuador. Entonces
dije: “He hecho esto desde una perspectiva de diplomático y debo dejar
testimonio de lo que fue esta gestión que tuvo momentos importantes”. Así
empecé a escribir estas memorias…
Que
no se circunscriben al tema de la demanda ante La Haya…
No.
Lo que ha aparecido es la parte del capítulo dedicado a la relación Perú–Chile;
no es toda la relación Perú–Chile. Llegué a la fase oral porque como esto era
un adelanto sobre el tema lo añadí, pero no voy a ir más allá porque son mis
memorias de ministro, y yo dejé de serlo antes del fallo. A lo que me he
comprometido con el asesor jurídico de la Cancillería es a hacer un libro sobre
el proceso mismo, más técnico, menos chismoso.
¿Cuándo
empezó a escribir?
Hace
como seis meses, tengo varios capítulos. Durante mi gestión ni siquiera tomaba
apuntes, por eso me cuesta mucho, porque estoy usando la memoria. Creo que
estarán completas a mediados de año.
Ud.
habla ahí de halcones, de políticos de uno y otro partido y periodistas que se
opusieron públicamente a la demanda. ¿Fue difícil enfrentarse a ellos?
La
dificultad que tiene un no político que llega a un puesto político como el de
ministro es que puede ser un hombre erudito, versadísimo en la materia de su
ministerio, pero lo que nadie le ha enseñado nunca es cómo se relaciona con los
políticos, parlamentarios y periodistas; es un aprendizaje muy complicado. Ya
después de unos años, incluso, yo siempre les decía a los periodistas: “A uds.
lo que les gusta son los ministros nuevos porque como son bisoños pisan todos
los palitos que les ponen, por eso no les gustan los ministros viejos”. En mi
caso yo tenía el problema de que no podía revelar a nadie mi estrategia.
¿Fue
un error entonces confiar en Álvaro Vargas Llosa y explicarle el por qué de
algunas medidas adoptadas por el Perú en 2007?
Pasemos
esa página… Era difícil porque el tema de límites siempre es de mucha
sensibilidad y hay mucha gente que quiere montarse sobre eso, no solo en el
Perú, también en Chile…
Justamente
muchos han criticado al expresidente Alan García por adelantarse al
pronunciamiento del jefe de Estado sobre la sentencia.
(Sonríe)
Obviamente no nos hemos olvidado que él tomó la decisión de presentar la
demanda, pero sí olvidamos que no fue una decisión fácil de tomar. ¿Qué tal si
hoy no estuviéramos celebrando los 50 mil kms.? ¿Qué tal si la Corte hubiera
dicho que el del 52 sí fue un tratado de límites? ¿O que la Corte hubiera dicho
lo que dijo Tomka en su voto? Que el Tratado de 1954 era de límites. Y si su
opinión hubiera sido mayoría, ¿qué nos hubieran dicho? Lo que quiero decir es
que sí era un riesgo y hubo que tomar muchas precauciones.
¿Al
momento de escuchar el fallo fue difícil poner cara de póker y no demostrar
emociones?
(Ríe)
Supongo que sí. Nos habíamos hecho la idea de poner, no sé si cara de póker,
pero había que estar serenos.
¿Qué
anécdotas recuerda?
No
soy bueno recordando anécdotas. Fue un proceso complejo porque era mucha gente
que venía de muchos sitios: diplomáticos, marinos, historiadores, cartógrafos,
geógrafos, hidrógrafos y juristas extranjeros. Lo más difícil fue ensamblarlos,
hacer que todos pudieran trabajar juntos, y en eso tiene mucho mérito Allan
Wagner. Lo más grato terminaba siendo el debate porque uno se enriquecía, eran
grandes abogados y los aportes eran de mucho nivel. Había también que pasar por
alto algunas cosas. Definitivamente, (Alain) Pellet, con todo lo simpático que
podía ser, decía brusquedades. Él me dijo: “Oiga, usted va a perder”. Era
brusco. Yo le contesté: “Sí, voy a perder, pero quiero perder con usted, ¿qué
le parece?”.
Su
último acto como miembro del equipo jurídico en la Cancillería fue muy emotivo.
De
alguna forma no solo termina este caso tan emblemático para Allan Wagner y para
mí. Este es el final de nuestras carreras; ahora sí me jubilo totalmente. Ya
estaba jubilado, pero este último encargo que tenía ha terminado. Es bonito y
emocionante pensar que la carrera de uno se termina con el fallo de La Haya, es
una suerte, un privilegio.
¿Y
si lo llaman para colaborar con este o con el próximo gobierno?
No
hay que especular nunca, no me gusta. Tengo una actividad académica que no he
descuidado, que voy a mantener, y también unas consultorías. Tengo actividad,
pero no diplomática ni pública, es absolutamente privada. Todos cumplimos un
ciclo; de repente estoy esperando un ciclo interesante. Ya uno ha hecho lo que
tenía que hacer, que vengan otros a hacer cosas, es la ley de la vida.
TENGA
EN CUENTA
-
García Belaunde explicó que el fallo no establece plazos para su ejecución
porque entra en vigencia a partir de su dación.
-
Precisó que la decisión de fijar la nueva frontera marítima desde el punto de tierra
hacia las 80 millas
se
basa en antecedentes pesqueros.
-
La llamada costa seca implica que hay una diferencia entre el fin de la
frontera terrestre y el inicio de la frontera marítima, indicó.
FRASES
-
“La diplomacia peruana en el exterior se ve muy bien, mejor de como la vemos
los peruanos, que somos mezquinos y tenemos algunos estereotipos de los
diplomáticos de cocteles y clichés de diplomáticos muy elegantes y frívolos”.
-
“Javier Pérez de Cuéllar nos decía que un buen diplomático no es una persona
muy inteligente sino muy bien informada, y nos obligaba a sus colaboradores a
estar muy bien informados”.
-
“Los diplomáticos tenemos mucho de periodistas, tenemos que estar con el oído
parado para saber por dónde viene la mano”.
-
“Cuando yo estaba en la ONU, en época de Asamblea General llegaban todos los
ministros, y tenía que ir a cuatro cocteles en una noche. ¿Usted cree que es
bueno ir a cuatro cocteles? Pero se trabajaba y se conversaba y se pasaba
información”.
-
“He sido muy afortunado. Tuve tres grandes maestros: Carlos García Bedoya,
Javier Pérez de Cuéllar y Juan Miguel Bákula”.
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