sábado, 11 de enero de 2014
Este tema también fue estudiado por Raúl Porras Barrenechea y Jorge Basadre
Los remitidos
Miercoles,
08 de enero de 2014 | 4:30 am
El
debate nacional sobre concentración de medios y democracia obliga a repasar la
historia del diario El Comercio. En efecto, las circunstancias de su primer
éxito permiten entender mejor su afán por dominar el mercado periodístico de
forma casi monopólica.
El
Comercio nació en 1839 justo después de la derrota de la Confederación
Perú-Boliviana. Su orientación era reflejo de su nombre. Se especializó en todo
tipo de noticias comerciales y eludió el fervoroso compromiso político, que era
frecuente en esa época.
Pero,
el apoliticismo no fue la causa de su primer éxito, sino los remitidos. Sobre
ellos, el año pasado apareció el libro del historiador Pablo Whipple, titulado
La gente decente de Lima. Según el autor, era costumbre escribir a los
periódicos notas que uno mismo pagaba para que sean publicadas. Muchas veces,
incluso eran anónimas.
El
contenido frecuentemente era injurioso y era una forma de ventilar públicamente
los pleitos entre personas. Con el gusto nacional por la polémica, bastaba que
alguien publique una crítica para inmediatamente obtener respuesta.
Además,
era una tribuna para presionar a las autoridades, principalmente a los jueces.
Todo pleito legal era transformado en cadenas de remitidos, que buscaban ganar
a la opinión pública para influir en las decisiones judiciales.
El
Comercio fue el diario que más remitidos publicó durante sus primeros años y lo
suyo fue dedicarse a cazar pleitos entre particulares, antes que a las noticias
estrictamente comerciales. Es más, al cumplir su primer año, por un breve
lapso, fue el único diario que se editó en Lima.
En
ese momento, El Comercio consolidó su posición como el periódico más leído y
basa en este hecho su condición como decano de la prensa nacional. Como vemos,
el fundamento de esta posición fue la sección de remitidos, que era la comidilla
de la gente.
Este
tema también fue estudiado por Raúl Porras Barrenechea y Jorge Basadre. Según
el maestro tacneño, el nacimiento de la república se habría caracterizado por
una “orgía periodística”, nacida de la súbita desaparición de la represión colonial,
para dar curso a la novelería impresa y al afán de ganar posiciones presionando
al poder político.
Según
Porras, El Comercio pudo sobrevivir más tiempo que sus contemporáneos debido a
su independencia política, pero la sección remitidos fue la clave de su
popularidad. El chisme y la calumnia se dieron de la mano en esta sección, que
Porras califica como “repulsiva y amenazante”. De acuerdo a Manuel Amunátegui,
uno de sus fundadores, El Comercio no gastaba en redactores, sino que cobraba
por llenar su sección más leída.
Al
igual que los seres humanos, pasados los años las instituciones desarrollan
costumbres, que constituyen hábitos culturales normativos de su proceder. En la
actualidad, El Comercio está reiterando una conducta fundada en sus primero años
y que, como vimos, le trajo sus impresionantes éxitos iniciales.
Se
trata de una fórmula bien establecida, consistente en incentivar disputas para
influir en el poder político. En esa dinámica, su ideal es ganar una posición
de monopolio, o lo más parecido a ello. Asimismo, su aparente independencia es
una máscara que esconde la defensa de sus intereses particulares presentados
como generales. Gracias a ello, amedrenta a la autoridad y su fin es ponerla a
su servicio.
El
libro de Whipple conecta los remitidos al Poder Judicial, el propósito de la
sección era inclinar los conflictos legales. En este transcurso, El Comercio ha
ampliado sus objetivos. Hace mucho que su blanco es Palacio de Gobierno. Ahí
reside quien puede ponerle coto a su afán de avasallar el medio periodístico.
Pero,
no ha descuidado el Poder Judicial. Ahí se halla la demanda interpuesta por un
grupo de seis periodistas y finamente ha de decidir si es legal que un solo
grupo periodístico concentre el 80% del avisaje nacional. Los remitidos de ayer
se han convertido en el avisaje de hoy y ese es el verdadero interés de El
Comercio. Siempre lo ha sido.
Antonio Zapata Velasco
Doctor en Historia de
América Latina por la Universidad de Columbia, Nueva York. Profesor de Historia
en la Pontificia Universidad Católica del Perú, profesor del Postgrado en
Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Investigador
Asociado del Instituto de Estudios Peruanos, especializado en historia
contemporánea. Fue director y conductor del programa de historia “Sucedió en el
Perú” del canal estatal peruano. Socialista convicto y confeso.
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