sábado, 26 de octubre de 2013
SE BUSCA PRESIDENTES DECENTES!!!!
Sabado, 26 de octubre de 2013 | 4:30 am
No se usa como indicador político pero una expresión de la salud de una nación puede ser la situación de los ex presidentes, pues ayuda a la construcción de la memoria colectiva sobre los liderazgos que supuestamente administraron los destinos de la nación.
Hay algunos puestos en donde tan o más interesante que ejercerlo es el ‘post ejercerlo’. Como los ex ministros de Economía a quienes tras el trajín esforzado de su chamba, vienen los empleos tan prestigiosos como bien remunerados.
Sucede también, si se hizo un buen trabajo, con los ex presidentes; por ejemplo, por conferencias facturadas con varios ceros a la derecha.
En países con buena salud política, un ex presidente se vuelve, gracias a su valiosísima experiencia, en un faro que ilumina, una referencia que se escucha con atención.
Pero eso requiere, como condición, que el ex presidente no ande metido en cuchipandas que lo conviertan en un paria impresentable.
La reunión de los ex presidentes de un país es una ocasión singular, un ‘momento Kodak’ que se recuerda con aprecio por la confluencia de personas que han jugado, cada uno con su estilo, un papel trascendental para el futuro de los ciudadanos. Eso sucede en varios países, desde Estados Unidos hasta Chile.
No ocurre, sin embargo, en el Perú de hoy. Ahora la foto colectiva e individual de los ex presidentes peruanos sería imposible la primera y lamentable la segunda, como se vio ayer nomás.
Alberto Fujimori es un viejito apabullado y enfermo condenado, con justicia, por ladrón y asesinato que se humilla más por un arresto domiciliario defendido por un tinterillo que desvaría con un discurso idiota; Alejandro Toledo ya no puede hablar de gobernabilidad pues tiene que dar pena en el Congreso pidiendo disculpas y dando respuestas de lugar común que ya dijo y nadie cree pues todos sospechan que la plata de las casas que compra la suegra es suya y mal habida, y sale del Congreso entre gritos de ladrón; y Alan García está atrapado en medio de acusaciones muy graves de malos manejos en su gobierno, como favorecer a narcos –cuya responsabilidad posiblemente no le alcance–, y que él responde como un tuiterito cualquiera listo para el agravio fácil.
Lo más probable es que los peruanos tengamos la sensación de que nuestros gobernantes son una pandilla de asaltantes que concretan sus intenciones de acuerdo con el tamaño de su habilidad.
Quizá a algunos de los rivales políticos de los ex presidentes esto les alegre, pero a mí todo lo que se ve en estos días me apena y avergüenza. El Perú se merecía algo mejor que el triste espectáculo de estos días.
Augusto Alvarez Rodrich
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