Redacción online
miércoles, 11 de septiembre de 2013
¿Markarián Hizo un buen equipo? No.
Sergio
Markarián y las conclusiones de un Perú que no fue competitivo
La irregularidad de la
selección peruana en todo el proceso de Eliminatorias desmenuzada y explicada a
partir de un concepto del propio entrenador
Horacio Zimmermann
Redacción online
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El proceso de Sergio Markarián se terminará en octubre. El técnico dirá
adiós a los peruanos
sin haber cumplido la meta de ir al Mundial. Cuando el entrenador uruguayo
recién llegó al país afirmó: “Para
clasificar al mundial hay que hacer un buen equipo, jugar bien y ganar, lo
demás es hojarasca”. No lo logró. Aquí un análisis futbolístico del proceso eliminatorio de la selección peruana:
1. ¿Hizo un buen equipo? No. El técnico no consolidó un equipo de rendimiento sostenido
en dos partidos seguidos. A quienes afirman que Perú se hizo un equipo
competitivo con Markarián, pregunto: ¿ser competitivo es hacer tres buenos
partidos (Paraguay y Argentina en Lima; Bolivia de visita con un equipo B) y un
par de buenos tiempos (Venezuela, Chile) de 14 jugados? ¿Ser competitivo es
haber estado siempre por debajo del quinto lugar? ¿Ser competitivo es haber
sumado 1 punto de 21 de visita?
Estamos en el lugar que
merecemos. La tabla no miente. Ser competitivo es ganar 2 partidos seguidos en
una fecha doble en cinco días. Ser competitivo es tener un equipo con
rendimiento consistente, que otorga pelea a los mejores. Sí, el equipo tuvo picos altos
(como ante Paraguay y Argentina), eso se reconoce, pero no supo sostener ese
rendimiento en los demás encuentros, y eso no es ser un equipo
competitivo, es ser un equipo irregular. A la larga, la única regularidad del
equipo fue hacer partidos discretos, como ante Paraguay en Asunción, y el de
ayer con Venezuela.
2. ¿Jugó bien? Tuvo momentos buenos en
el mediocampo con Cruzado, Ramírez, Mariño y el mismo Farfán; no obstante, la
balanza tira más hacia los momentos malos. El equipo fue uno de local y otro de
visita, pero en ambos casos careció de una identidad de juego definida. El
técnico sobrestimó al cuarteto de ofensiva conformado por Vargas, Farfán,
Pizarro y Guerrero. Creyó
tanto en ellos que se hizo rehén de la idea de ponerlos siempre sin tomar en cuenta el momento
(futbolístico y físico) de cada uno (Vargas jugó con sobrepeso, Farfán intoxicado,
Guerrero fundido y Pizarro resfriado).
Priorizó la jerarquía
individual en lugar de una idea de juego colectivo, a tal punto de modificar en
algunas ocasiones su sistema de juego. Y eso le costó más de la cuenta. Cuando
llegó tenía en mente el 3-4-3, luego el 4-3-3 y terminó jugando 4-4-2, con
Pizarro y Guerrero como delanteros. Si Paolo explotó en
la Copa América y destaca en el Corinthians fue como único ‘9’. Sin embargo, el
técnico no fue capaz de sentar a sus ‘preferidos’ en beneficio del equipo. No
tomó en cuenta que los picos más altos se dieron cuando no estuvieron los
cuatro juntos, y continuó optando por ellos a ciegas. Perú generó algún desnivel a
través de su poder individual, mas no a través de su capacidad para asociarse.
En el plano defensivo la selección fue incapaz de reeditar la
seguridad que mostró en la Copa América. Por el contrario, fue insegura, sin oficio, descontrolada (el
partido ante Venezuela fue un caos). Si algo caracterizaba a Markarián era la
seguridad defensiva que sus equipos solían tener. Sin embargo, fuera de Lima la
bicolor no fue el típico equipo del viejo Markarián. Fue ligerito en defensa e
incluso ante Chile y Ecuador en Lima, la figura fue el arquero Raúl Fernández.
3. ¿Ganó? Rompió algunas rachas
negativas tras ganarle a Ecuador y Chile en Lima que, a la larga, permitieron
estirar la agonía de la selección en las Eliminatorias. Si algún mérito visible hay es
haber ganado de local a estos rivales, que están muy por encima de nosotros,
en ránking, estructura, competencia y todo. Eso sí, se perdieron los dos
decisivos en la recta final: ante Uruguay en casa y Venezuela en Puerto La
Cruz. Y la realidad nos golpeó en la cara y nos volvió a noquear. Y aún falta
la Argentina de Messi en Buenos Aires.
Que no hay jugadores,
que Burga, que el sistema poco competitivo, que el árbitro; es cierto, influye
en la involución del fútbol peruano en general (ojo, a Chemo y los demás
también les tocó un torneo pobre con una organización podrida), pero a la larga todo esto continúa
solo siendo “hojarasca”. Incluido
el trabajo de tres años del propio Markarián, quien adelantó el adiós
dejándonos casi en idéntica condición (en la tabla y en el universo de
jugadores) que Chemo del Solar.
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