jueves, 26 de enero de 2012
Juan Lezama de onomástico ¡¡¡¡¡¡¡ (de Yanac-Corongo-Ancash)
La Promoción Centenario 79 Alfa saluda muy atentamente a nuestro cc. aeronaval Juan Lezama, en ocasión de su onomástico, y le desea toda clase de éxitos en su vida profesional y personal.
martes, 24 de enero de 2012
!Que grande es mi país ¡
Por: Mesias Guevara Amasifuen
Donde hoy, es el mercado 28 de Julio, había una parada, donde los comerciantes se daban cita, algunos llegaban de Chiclayo trayendo sus productos, que principalmente eran verduras y hortalizas, otros bajaban de los pueblos de la altura para vender sus productos. En la parada había puestos muy rústicos donde los comerciantes se acomodaban y vendían sus productos. Este se daba durante los sábados y domingos, los demás días quedaba vacío. Los que vivíamos cerca de la parada, lo convertíamos en una cancha de fútbol.
En esa época mis amigos y yo usábamos llanques (ojotas), los cuales eran
hechos con las llantas en desuso, había unas, que tenían la planta gruesa otras
eran delgadas. Era parte de nuestra vestimenta, nos permitía caminar a
voluntad, nos servía para jugar fútbol. Aunque en épocas de lluvias, por los
charcos formados, caminábamos con dificultad porque estos se volteaban, en
lugar de que vayan sobre el suelo iban encima de nuestros pies.
Jamás dejábamos nuestros jebes (huaracas), siempre los llevábamos en nuestros cuellos, lo usábamos para cazar palomas, para ir detrás de la fruta, para jugar tiro al blanco. En nuestros bolsillos, transportábamos pequeñas piedras, que eran nuestras municiones que lanzábamos con el jebe.
Andábamos como un pequeño ejército vestidos con llanques y jebes, nos desplazábamos con inocencia infantil, y hermanados por la algarabía de nuestros corazones. Salíamos a los parajes en busca de aventura. En una oportunidad con mi amigo Norbil Montenegro, nos fuimos de cacería por la cruz, el sol era intenso, las palomas estaban sentadas en las copas de los arboles, por eso, con curiosidad y sigilo caminábamos, para no ser escuchados por aquellas avecillas,
En eso, en la espesura del árbol un cuerpo misterioso de color amarillo y negro, llamó nuestra atención, aparentaba ser un nido o un ave rara. De mutuo acuerdo simultáneamente le disparamos, ambos tiros que dieron en el blanco, que al sentir el impacto del golpe, levantó cabeza y una centelleante lengua viperina, era una serpiente que aproximadamente medía dos metros.
El terror nos invadió a ambos, ya que habíamos escuchado muchas historias de serpientes. Decían que algunas eran voladoras otras devoradoras, volvimos a recargar nuestros jebes y con rapidez disparamos, para no darle la oportunidad para que reaccione, ambos tiros golpearon su cabeza, haciendo que esta se desplome muerta. Cogimos una rama y la transportamos a la ciudad en señal de victoria, habíamos domado a la bestia.
La palomillada siempre estaba presente, la curiosidad por la aventura, el riesgo no contaba, lo que importaba era la conquista, era el triunfo. Nos íbamos a las fincas a coger mango verde, las mismas que comíamos con sal. Adrede, nos metíamos al estadio a jugar, sabíamos que esto al guardián le molestaba, por eso con el látigo agitado al viento nos sacaba corriendo, y para que no nos alcance, felinamente trepábamos las paredes y corríamos alrededor cuidando el equilibrio para no caer.
También nos íbamos al Colegio Agropecuario (hoy Villanueva Pinillos), donde jugábamos intensos partidos de fulbito, o sacábamos fruta de su huerta, por cierto hoy ya ida. En el colegio estaba el regente Alarcón, quien nos hacía formar llamándonos el “batallón cuchara”, el cual iba marchando hasta la cocina del internado donde el amo y señor era el flaco Jiménez, quien generosamente nos daba un jarro caliente de leche y avena acompañado de un pan. A los internos los llamaban “Los aguayuceros”. Me hice hincha del colegio agropecuario, hoy convertido en el ADA.
Las calles de Jaén eran testigos de nuestras acciones, a veces temerarias. Buscábamos las calles con mayor pendiente y desde su cima, metidos en el hoyo de una vieja llanta nos lanzábamos cuesta abajo, el peligro no importaba ni tampoco era advertido.
A lo lejos me veo con mi jebe, mis llanques y mi polo con la inscripción de “Perú Campeón”. La melancolía de los tiempos idos, me arrebata un suspiro y luego pienso que hermosa es mi tierra y qué grande es mi país.
Jamás dejábamos nuestros jebes (huaracas), siempre los llevábamos en nuestros cuellos, lo usábamos para cazar palomas, para ir detrás de la fruta, para jugar tiro al blanco. En nuestros bolsillos, transportábamos pequeñas piedras, que eran nuestras municiones que lanzábamos con el jebe.
Andábamos como un pequeño ejército vestidos con llanques y jebes, nos desplazábamos con inocencia infantil, y hermanados por la algarabía de nuestros corazones. Salíamos a los parajes en busca de aventura. En una oportunidad con mi amigo Norbil Montenegro, nos fuimos de cacería por la cruz, el sol era intenso, las palomas estaban sentadas en las copas de los arboles, por eso, con curiosidad y sigilo caminábamos, para no ser escuchados por aquellas avecillas,
En eso, en la espesura del árbol un cuerpo misterioso de color amarillo y negro, llamó nuestra atención, aparentaba ser un nido o un ave rara. De mutuo acuerdo simultáneamente le disparamos, ambos tiros que dieron en el blanco, que al sentir el impacto del golpe, levantó cabeza y una centelleante lengua viperina, era una serpiente que aproximadamente medía dos metros.
El terror nos invadió a ambos, ya que habíamos escuchado muchas historias de serpientes. Decían que algunas eran voladoras otras devoradoras, volvimos a recargar nuestros jebes y con rapidez disparamos, para no darle la oportunidad para que reaccione, ambos tiros golpearon su cabeza, haciendo que esta se desplome muerta. Cogimos una rama y la transportamos a la ciudad en señal de victoria, habíamos domado a la bestia.
La palomillada siempre estaba presente, la curiosidad por la aventura, el riesgo no contaba, lo que importaba era la conquista, era el triunfo. Nos íbamos a las fincas a coger mango verde, las mismas que comíamos con sal. Adrede, nos metíamos al estadio a jugar, sabíamos que esto al guardián le molestaba, por eso con el látigo agitado al viento nos sacaba corriendo, y para que no nos alcance, felinamente trepábamos las paredes y corríamos alrededor cuidando el equilibrio para no caer.
También nos íbamos al Colegio Agropecuario (hoy Villanueva Pinillos), donde jugábamos intensos partidos de fulbito, o sacábamos fruta de su huerta, por cierto hoy ya ida. En el colegio estaba el regente Alarcón, quien nos hacía formar llamándonos el “batallón cuchara”, el cual iba marchando hasta la cocina del internado donde el amo y señor era el flaco Jiménez, quien generosamente nos daba un jarro caliente de leche y avena acompañado de un pan. A los internos los llamaban “Los aguayuceros”. Me hice hincha del colegio agropecuario, hoy convertido en el ADA.
Las calles de Jaén eran testigos de nuestras acciones, a veces temerarias. Buscábamos las calles con mayor pendiente y desde su cima, metidos en el hoyo de una vieja llanta nos lanzábamos cuesta abajo, el peligro no importaba ni tampoco era advertido.
A lo lejos me veo con mi jebe, mis llanques y mi polo con la inscripción de “Perú Campeón”. La melancolía de los tiempos idos, me arrebata un suspiro y luego pienso que hermosa es mi tierra y qué grande es mi país.
jueves, 19 de enero de 2012
Los héroes olvidados de la Guerra del Pacífico
Publicado en el semanario "el
Poder", de Lima-Perú, Semana 16 - 22 de enero de 2012. Año III N. 192
El Perú está en eterna deuda con Du Petit Thouars y Hermasia Payet
Por Ricardo Sánchez-Serra*
En los colegios y en los medios de prensa se mencionan los actos destacados de algunos héroes en la historia del Perú, pero se olvida a otros. Conocemos la grandeza del Gran Almirante Miguel Grau, del General Andrés Avelino Cáceres, del Coronel Francisco Bolognesi, del Capitán José Quiñones o del Capitán Alipio Ponce; aunque nos dio vergüenza que en un reportaje de la televisión –difundido recientemente- muchos jóvenes universitarios no sabían ni quienes eran.
Pero hay otras personalidades heroicas que se mencionan muy tangencialmente o se ignoran y no solamente en los centros educativos, medios informativos, sino también en las altas esferas del gobierno.
Muy poco se menciona, por ejemplo, a Roque Sáenz Peña, un militar argentino que llegó a la presidencia de su país y que luchó junto a Bolognesi en Arica. De los uruguayos como el General Eugenio Garzón y el Coronel Juan Espinoza de los Monteros Lanza, que lucharon junto al Libertador Don José de San Martín, o del chileno Bernardo O’Higgins, quien consiguió financiamiento de Gran Bretaña para financiar la Expedición Libertadora del Perú.
Existen muchos héroes más, pero quisiera detenerme en el almirante francés Abel Bergasse du Petit Thouars y de la madre Hermasia Payet. Hablando claro, ambos salvaron a Lima de la barbarie chilena en la Guerra del Pacífico.
El 16 de enero de cada año la Municipalidad de Lima organiza un pequeño evento patriótico en honor a Petit Thouars y la Municipalidad de San Isidro realiza un homenaje austero a la Madre Payet, ante un busto a su nombre.
Se ignora la grandeza de ambos personajes. Incluso me da pena comentar que la persona de mayor rango que asiste a la ceremonia en el parque Petit Thouars es el embajador francés (el año pasado la alcaldesa Susana Villarán tuvo la acertada decisión de asistir), luego concurren un representante del ministro de Defensa, un representante del representante del Comandante General de la Marina, una delegación del colegio Belén, un par de historiadores, etc. En caso de la ceremonia a la madre Payet, el alcalde de San Isidro, la directora y una delegación del Colegio Belén y punto.
“Yo sabré defender a Lima”
La participación de ambas personas en la Guerra del Pacífico fue destacada: du Petit Thouars era un marino francés, comandante de su escuadra en el Pacífico Sur, que se encontraba acantonada en el Callao, en el momento de la guerra y que tenía una gran amistad con su compatriota la madre Hermasia Payet, Superiora de los Sagrados Corazones.
Du Petit Thouars era católico y muy devoto de Santa Rosa de Lima e iba siempre los domingos a misa y comulgaba en la capilla de Belén.
Dos meses antes de la batalla de San Juan y Miraflores se encontraba en Valparaíso y de pronto sintió que debía ir a Lima. La madre Payet lo buscó y le pidió que intercediera ante los chilenos para que no destruyeran la capital peruana. Du Petit Thouars le dijo: "Los chilenos quieren saquear y quemar Lima. Pero aquí estoy yo y sabré defenderla... no tenga cuidado madre pues si se atreviesen los enemigos a bombardear Lima, a saquear esta ciudad o a cometer otros crímenes, le aseguro que al primer disparo echo a pique su escuadra; y diga usted a las familias de sus alumnas que pueden estar tranquilas en su convento".
Recuérdese, como antecedente, que los chilenos entraron en Chorrillos –como en otras ciudades peruanas– lo saquearon, incendiaron, mataron a niños y violaron a las mujeres. Igual ocurrió en Barranco y Miraflores. Ello ocurrió los días 13, 14 y 15 de enero de 1881.
En el Callao se encontraban las escuadras neutrales de Inglaterra (al mando del almirante Sterling), Italia (almirante Sabrano) y como hemos indicado, Francia. Du Petit Thouars, por ser el más antiguo, era el de más alto rango y coordinador de los tres y fue a entrevistarse con el general Manuel Baquedano, comandante de las Fuerzas de Ocupación chilenas y con el comodoro Galvarino Riveros y les dijo firmemente que "si Lima era saqueada e incendiada hundiría toda la flota chilena".
Honor y gloria
El homenaje a Petit Thouars debe ser grandioso: las Fuerzas Armadas deberían realizar un gran desfile militar –ese día es el aniversario de la Defensa de Lima-, que cuente con la presencia de las más altas autoridades políticas y militares de Perú y Francia, del ministro de Defensa y hasta del propio presidente de la República.
Con respecto a la madre Hermasia Payet, sus restos se encuentran en el cementerio Presbítero Maestro, éstos deben ser trasladados, por merecimiento y en justicia, al Panteón de los Próceres. El pedido de numerosos historiadores, y miles de ex alumnas del Colegio Belén, fue transmitido a otros ministros de Defensa y a varios primeros ministros, sin resultado. Habría un impedimento legal: que la madre Payet era civil y no murió en combate. ¡Absurdo! ¡Para no contarlo!
*Periodista, analista internacional. Miembro de la Prensa Extranjera. Email: sanchez-serra9416@hotmail.com
El Perú está en eterna deuda con Du Petit Thouars y Hermasia Payet
Por Ricardo Sánchez-Serra*
En los colegios y en los medios de prensa se mencionan los actos destacados de algunos héroes en la historia del Perú, pero se olvida a otros. Conocemos la grandeza del Gran Almirante Miguel Grau, del General Andrés Avelino Cáceres, del Coronel Francisco Bolognesi, del Capitán José Quiñones o del Capitán Alipio Ponce; aunque nos dio vergüenza que en un reportaje de la televisión –difundido recientemente- muchos jóvenes universitarios no sabían ni quienes eran.
Pero hay otras personalidades heroicas que se mencionan muy tangencialmente o se ignoran y no solamente en los centros educativos, medios informativos, sino también en las altas esferas del gobierno.
Muy poco se menciona, por ejemplo, a Roque Sáenz Peña, un militar argentino que llegó a la presidencia de su país y que luchó junto a Bolognesi en Arica. De los uruguayos como el General Eugenio Garzón y el Coronel Juan Espinoza de los Monteros Lanza, que lucharon junto al Libertador Don José de San Martín, o del chileno Bernardo O’Higgins, quien consiguió financiamiento de Gran Bretaña para financiar la Expedición Libertadora del Perú.
Existen muchos héroes más, pero quisiera detenerme en el almirante francés Abel Bergasse du Petit Thouars y de la madre Hermasia Payet. Hablando claro, ambos salvaron a Lima de la barbarie chilena en la Guerra del Pacífico.
El 16 de enero de cada año la Municipalidad de Lima organiza un pequeño evento patriótico en honor a Petit Thouars y la Municipalidad de San Isidro realiza un homenaje austero a la Madre Payet, ante un busto a su nombre.
Se ignora la grandeza de ambos personajes. Incluso me da pena comentar que la persona de mayor rango que asiste a la ceremonia en el parque Petit Thouars es el embajador francés (el año pasado la alcaldesa Susana Villarán tuvo la acertada decisión de asistir), luego concurren un representante del ministro de Defensa, un representante del representante del Comandante General de la Marina, una delegación del colegio Belén, un par de historiadores, etc. En caso de la ceremonia a la madre Payet, el alcalde de San Isidro, la directora y una delegación del Colegio Belén y punto.
“Yo sabré defender a Lima”
La participación de ambas personas en la Guerra del Pacífico fue destacada: du Petit Thouars era un marino francés, comandante de su escuadra en el Pacífico Sur, que se encontraba acantonada en el Callao, en el momento de la guerra y que tenía una gran amistad con su compatriota la madre Hermasia Payet, Superiora de los Sagrados Corazones.
Du Petit Thouars era católico y muy devoto de Santa Rosa de Lima e iba siempre los domingos a misa y comulgaba en la capilla de Belén.
Dos meses antes de la batalla de San Juan y Miraflores se encontraba en Valparaíso y de pronto sintió que debía ir a Lima. La madre Payet lo buscó y le pidió que intercediera ante los chilenos para que no destruyeran la capital peruana. Du Petit Thouars le dijo: "Los chilenos quieren saquear y quemar Lima. Pero aquí estoy yo y sabré defenderla... no tenga cuidado madre pues si se atreviesen los enemigos a bombardear Lima, a saquear esta ciudad o a cometer otros crímenes, le aseguro que al primer disparo echo a pique su escuadra; y diga usted a las familias de sus alumnas que pueden estar tranquilas en su convento".
Recuérdese, como antecedente, que los chilenos entraron en Chorrillos –como en otras ciudades peruanas– lo saquearon, incendiaron, mataron a niños y violaron a las mujeres. Igual ocurrió en Barranco y Miraflores. Ello ocurrió los días 13, 14 y 15 de enero de 1881.
En el Callao se encontraban las escuadras neutrales de Inglaterra (al mando del almirante Sterling), Italia (almirante Sabrano) y como hemos indicado, Francia. Du Petit Thouars, por ser el más antiguo, era el de más alto rango y coordinador de los tres y fue a entrevistarse con el general Manuel Baquedano, comandante de las Fuerzas de Ocupación chilenas y con el comodoro Galvarino Riveros y les dijo firmemente que "si Lima era saqueada e incendiada hundiría toda la flota chilena".
Honor y gloria
El homenaje a Petit Thouars debe ser grandioso: las Fuerzas Armadas deberían realizar un gran desfile militar –ese día es el aniversario de la Defensa de Lima-, que cuente con la presencia de las más altas autoridades políticas y militares de Perú y Francia, del ministro de Defensa y hasta del propio presidente de la República.
Con respecto a la madre Hermasia Payet, sus restos se encuentran en el cementerio Presbítero Maestro, éstos deben ser trasladados, por merecimiento y en justicia, al Panteón de los Próceres. El pedido de numerosos historiadores, y miles de ex alumnas del Colegio Belén, fue transmitido a otros ministros de Defensa y a varios primeros ministros, sin resultado. Habría un impedimento legal: que la madre Payet era civil y no murió en combate. ¡Absurdo! ¡Para no contarlo!
*Periodista, analista internacional. Miembro de la Prensa Extranjera. Email: sanchez-serra9416@hotmail.com
miércoles, 18 de enero de 2012
sábado, 14 de enero de 2012
Un 15 de abril de 1920, nació Francisco Quiroz Tafur en el Callao. Capitán de Navío, autor del Himno de la Marina de Guerra del Perú y a quien le pertenece los valses "Bandida", "Caricia", "El Buquecito", "Santa Clotilde"; la polca "¡Vamos Boys!" y otras composiciones más.
“En los
hombres que guardan memoria" Francisco Quirós Tafur
La personalidad de Don Francisco Quirós Tafur ha
dejado una estela luminosa a su paso por la institución naval, que ha ameritado
con largueza plasmar su biografía. Manuel Zanutelli nos muestra al joven Pancho
Quirós desde los albores de su compromiso con el mar cuando, a los 15 años de
edad se presenta a la Escuela Naval como aspirante a cadete. Allí se distingue
como excelente alumno en los estudios, haciéndose acreedor a la imposición de
medallas al mérito. Pero es en los deportes en los que se hace imprescindible
su presencia, con su buen humor e ingenio, pues es el que anima las barras de
cadetes con rimas y canciones deportivas de su cosecha. Al graduarse de alférez
de fragata en diciembre de 1941 fue destacado al BAP Grau, pero descubrió su
destino como submarinista cuando cinco meses después pasó a servir en el R-1 el
año 1941. Su vida de marino transcurrió entre submarinos, hasta el año 1969, en
que, con el grado de capitán de navío es nombrado jefe de la flotilla de
submarinos. Estando en el cargo, se le impuso la condecoración Cruz Peruana al
Mérito Naval. Sin embargo, el 11 de enero de 1971 solicitó su pase a la
situación de retiro. Fue un quiebre dramático en su vida pero su corazón
mantuvo fiel a su primer amor, la Marina, y no tuvo mejor forma de demostrarlo
que componiendo el hermoso Himno de la Marina de Guerra del Perú, que hoy
cantan con unción en tierra y en mar los seguidores de Grau. La faceta de
criollo de Quirós ha dejado para el acervo de la canción popular peruana, en el
que destaca la finura del verso literario aunada a la armonía musical. Su vals
"Bandida" fue premiado con el segundo puesto en el Primer Festival de
la Canción Criolla de Panamericana TV, el año 1971. La polca "Vamos
Boys", nos muestra toda la garra de la barra deportiva que forjó desde los
años de cadete animando al equipo de fútbol naval.
Don Pancho Quirós no podía ser ajeno a
esta inquietud cultural y estuvo entre los miembros fundadores de la Comisión
para Escribir Historia Marítima del Perú, y cuando el 17 de octubre de 1973 se
convierte en el Instituto de Estudios Histórico Marítmos, él , al lado de sus
entrañables amigos, el contralmirante Federico Salmón de la Jara, Luis Felipe
Villena Gutiérrez y Juan Manuel Castro Hart, aparece conformando el primer
comité ejecutivo. Las sesiones de consejo en el viejo local de Nicolás de
Araníbar eran memorables animadas con su chispa y carisma personal.
Lamentablemente, la vida del comandante Quiroz se extinguió tempranamente para
los frutos que aún podía la sociedad cosechar de su talento. Falleció en el
Centro Médico Naval, como consecuencia de un infarto, el 20 de abril de 1975.
En el decurso de la obra, el autor va recogiendo las canciones, décimas, himnos
navales de su creación, y al final reproduce también una recopilación
exhaustiva de su música criolla en valses y polcas. El libro aparece en una
fina presentación encuadernada y con sobrecubierta; lleva en portafolio un CD con
las grabaciones de sus canciones. Callao, Imprenta de la Marina, 2006. 154 p.
fotos, retratos
Fuente: http://es.shvoong.com/books/biography/495911-en-los-hombres-que-guardan/#ixzz1jU49tFEJ
Fuente: http://es.shvoong.com/books/biography/495911-en-los-hombres-que-guardan/#ixzz1jU49tFEJ
miércoles, 4 de enero de 2012
THE NEW YORK TIMES ESCRIBE SOBRE NUESTRA GASTRONOMIA
Wednesday, January 4, 2012 Last Update: 2:12 PM ET
DINING
& WINE
Sabores del Perú,
refundición
"Vamos a salir de
Perú" no tienen absolutamente el anillo de una invitación a cenar para el
chino o italiano. Pero como es cada vez más claro, la cocina peruana -
cuyo papas autóctonas, ají y mariscos se han complementado con los ingredientes
y se transforma por medio de técnicas culinarias de muchos países, incluidos
China e Italia - tiene mucho que ofrecer más allá de pollo asado.
Lima Limón en
Elmhurst, Queens, es un acogedor restaurante, cuyas ventanas casi todo el
silencio del ruido N º 7 de tren, 94-20 Roosevelt Avenue (94o-95to las
calles); (718) desde 651 hasta 5.002 . Sirve una variedad de
media docena de ceviche ($ 12.95 a $ 14.95), la mayoría de los cuales, en un
estilo tradicional, el equilibrio de la marinada con tarta de patata dulce,
junto con la cebolla y los granos de maíz de gran tamaño. Ceviche de
pescado, con una firma de peces de carne blanca llamado corvina, es excelente,
ceviche mixto, añade los calamares, pulpo, camarón y un solo mejillón.
A similares acuático
combo adorna Tallarín Saltado de mariscos ($ 14.95) - en esencia, los
espaguetis y mariscos salteados en salsa de soja, dramatizado por las piernas
de cangrejo arco.
Lima Limón también
prepara muchas especialidades menos visto, como rachi ($ 7.95), los callos a la
parrilla marinado con rojo ají pimiento panca y largo cocido fin de semana los
platos exclusivamente como olluquito ($ 11.95), carne mechada con papas
pequeñas y resbaladizas Andina, y carapulcra ($ 11.95), un guiso de
pre-colombinas con matices de maní y el ajo.
Apagar la sed incluyen
Inca Kola y Kola Inglesa ($ 2 cada uno); nombres de marca no obstante, son
uncaffeinated y afrutado. La mayoría de los postres también tema de la
nevera, incluyendo una sabrosa crema volteada ($ 5), o flan.
En Coney Island, en
gusto Sheepshead Bay, Brooklyn, el menú muestra la Wonder Wheel,
mientras que la ventana se enfrenta a Coney Island Avenue y el local de
comisaría, 2580 Coney Island Avenue (Gravesend cuello Road-Avenida W),
(718) 339 a 8371. A primera vista, la decoración sugiere una
cafetería, con bien acolchado sillas y cabinas, y los signos, cerca de la
promoción de registro de especialidades estadounidense almuerzo con soda.Cocina
peruana, sin embargo, domina la lista de tarifas. Rocoto salsa de pimienta
y un amuse-bouche de la cancha, maíz tostado salado, son entregados por el
servidor, al igual que la crema y el azúcar sería.
Llenar el vientre, los
platos están a la orden del día. Usted puede comenzar con papa a la
huancaina ($ 6), las losas de la patata hervida inundado de salsa picante, el
queso cremoso. A vestidos de salsa picante ligero pero igual de ají de
gallina ($ 12), el pollo desmenuzado. Seco Combinado ($ 11), estofado de
carne reforzado por el arroz y los frijoles, es más suave si masticable.
El cocinero muestra un
toque hábil con jalea ($ 15), colmado de calamar, camarón y corvina. Chaufa
de mariscos ($ 14), mariscos arroz frito teñido con salsa de soja, es aún más
amplia, pero puede ser cocido. Para acompañar, hay chicha morada ($ 8 una
jarra), una bebida sin alcohol a base de maíz morado.
Te buscan en vano una
vitrina comedor de estilo de pastel y pastel. Siguiente mejor: un alfajor
($ 2), las
galletas sandwich de dulce de leche.
Expuestos tonos ladrillo
y la tierra el escenario para los músicos peruanos que realizan los viernes en
la cocina peruana Warique (pronunciado wah-REE-kay), 852 Amsterdam
Avenue (101a-102a calles) en Manhattan,. (212) 865-0101 (Reservas son
sabios.)
Un fuera de nota pudiera
derivarse de los comedores individuales, conectados sólo por la acera y la
cocina, en una ocasión, mi compañero de mesa y yo llegamos de manera
independiente y hizo girar los pulgares en lados separados. Una vez que su
partido está montado, sin embargo, las cosas pueden ser reparadas por un pollo
asado comunal ($ 12).El pájaro ligeramente especiado se puede accessorized lo
que quieras - tal vez con salchipapas ($ 4), salchichas en rodajas encima de
papas fritas francés, o con causa Con camaron ($ 9), capas de puré de patata
fresca con camarones ensalada y
aguacate.
Tiradito ($ 13), en
rodajas finas corvina en un charco de salsa picante, pide un trago.Warique
obliga con cerveza, vino y cócteles, varios reforzado con el licor llamado
pisco.
Otros platos incluyen
Tallarín verde ($ 14) o Perú pesto de pasta y
lomo saltado ($ 16), una salsa de soja salteado de carne de res, tomate y
cebolla servido sobre papas fritas. La jalea enorme ($ 22) es un montículo
fritos de calamar, camarones, mejillones, corvina y yuca coronado con granos de
maíz dulce, cayendo como si de un templo Inca.
En forma de anillo
llamado picarones buñuelos ($ 7) son el mejor postre, aunque exactamente lo que
su sabor suave almíbar especiado sigue siendo un misterio.
martes, 3 de enero de 2012
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