La Música es Cosa de Dios
Para Gerardo Manuel (66) la música no está jamás encasillada en un solo estilo. Desde la barroca a la más sicodélica, desde los grandes sinfonistas decimonónicos hasta los Beatles, desde Enrico Caruso hasta Frank Sinatra o desde un mambo de Pérez Prado hasta un jazz-band dixieland, la música sigue siendo música y enaltecida como música. Lo que ocurre es que hay gradaciones y calidades musicales en todos los géneros y por lo tanto hay, simplemente, música buena y música mala o de desecho a la que hemos de expurgar porque no nos sirve ni nos alienta el alma. En este sentido, Gerardo Manuel demuestra una clarividencia impresionante, ya que a primera vista el que un rockero (aunque a él le parezca un hecho común) se emocione hasta las lágrimas con Tchaikovski no es cosa que vemos todos los días. Esta amplitud de miras y de sentimientos musicales hace que Gerardo Manuel sea un músico de calidades intrínsecas y por tanto un ícono del rock peruano. Al hablar con él extensamente en el restaurante Costa Verde, donde lo he citado para almorzar juntos y elaborar esta entrevista, he podido comprobar esta sapiencia musical irrestricta. Compruébenlo.
–Nací en Lima, en Jr. Independencia 481 del Cercado de Lima, en la casa de mi abuela materna, con una partera. Pesé 4.28 kg. Salí disparado como una bala de cañón. Mi abuelita materna estaba en la habitación contigua rezando y llorando.
–No se extrañe. La gran mayoría de rockeros hemos empezado con la música clásica. Mi madre tocaba el piano en casa y era fanática de Mozart. Tocaba el “Para Elisa” de Beethoven.
–Un sancochado: Beethoven, Glen Miller, Beni Goodman, Jerry Mulligan, Antonio Vivaldi, Federico Chopin, Franz Lizst, Dámaso Pérez Prado, Bill Halley y el trío “Los Panchos”, toda esa música predominó en mí durante mis estudios de primaria y secundaria. Entonces la música era universal, era buena o mala música. No había supremacías de género como existe hoy en día en que hay gente que solo le gusta las cumbias (cosa que no comparto) y no sale de ahí.
–A los 9 años el saxofón alto que me lo regaló mi abuelita, era un saxo Selmer de campana dorada en su interior y plateada por fuera. Cito la marca Selmer porque era el Mercedes de los saxofones. Mi abuelita me lo compró en París, en donde los fabricaban.
–Mi profesor de saxofón se llamaba Juan Pérez, hijo de uno de los músicos más reconocidos de la música criolla peruana, siendo español, Juan Francisco Pérez Acampa, más conocido como Don Panchito. Pasamos de Pisco a Ica porque mi padre se salió de la Marina para montar un negocio privado de panadería y pastelería en Ica. Don Panchito se enamoró de Ica y compuso la mundialmente conocida polka “A la Huacachina”, versionada en 48 idiomas alrededor del mundo. Era profesor principal en el Colegio San Luis Gonzaga y él me enseñó teoría y cursos completos de música. Se le ocurrió hacer un concurso musical entre sus alumnos y durante los tres años de secundaria que me faltaban yo los gané. Estas fueron mis primeras presentaciones en público.
–En octubre de 1962 (a mis 16 años) formé mi primer grupo musical, “Los Doltons”, cuya primera presentación en público fue en Radio Independencia. Ya en Lima y cambiando de acompañante nació el famoso grupo “Los Doltons” con César Ichikawa. Estando con los Doltons me llamaron de los “Shain´s”. Yo me preparaba para ingresar en San Marcos trabajando en la Caja de Ahorros de Lima. Además ensayaba, actuaba y grababa discos. Uno de estos salió antes de ingresar en San Marcos para estudiar Derecho.
–Era un mundo nuevo para mí. Ingresé en el primer lugar, con beca, entre más de 10 mil postulantes, ya que era el primer año de la nueva evaluación de ciencias y letras conjuntamente.
–Un tal Alzheimer.
–Muy cómodo. Yo ya era un personaje popular, sobre todo debido a mis programas de televisión en los cuales salía constantemente. Siempre me quiso el público mucho.
–1966. Aunque mi comodidad duró solo 2 años, ya que en 1968, cuando llegó Velasco Alvarado, San Marcos se convirtió en un polvorín por culpa de los extremistas tanto de izquierda como de derecha. Todos los extremos son una perfecta joda. Sin embargo, no puedo quejarme, ya que no logró ningún grupo de rock actuar en la universidad con excepción del mío. Y los que lidiaban esta posición antirock eran los ultras de izquierda de la facultad de Letras. Yo tenía la anuencia para poder hacerlo porque me consideraban uno más de ellos.
–Grabé cuatro discos y fuimos a México a hacer una película “Las sicodélicas”. Allí me sucedió algo increíble.
–No debo contarlo. No me parece. Nunca lo he contado.
–(Duda y se lanza). Las actrices eran reinas de belleza: Maura Monti (Miss Italia), Elizabeth Campbell (Miss USA), Amedeé Chabot (Miss Francia) y la ex de Mick Jagger, Isela Vega (Miss México). En cierta ocasión estábamos en un yate y se hizo tarde para volver al puerto de Acapulco. Se nos hizo de noche. Ellas estaban en una bomba tremenda desde el almuerzo y se lanzaron sin piedad sobre nosotros que éramos niños angelicales e inocentes. Éramos 5 y ellas eran 4 por lo cual siempre había uno de nosotros de repuesto vigilando la escalera exterior para que nadie pasase. Nos turnábamos en toda la extensión de la palabra. Eran fantásticas y fue la noche más increíble de mi vida. Suerte se le llama a eso: estar en el lugar oportuno y en el momento oportuno. Nos amanecimos y desayunamos ricamente rumbo al puerto y a la triste realidad de la vida.
–Fue una época maravillosa de consolidación, ya que me presenté al público como Gerardo Manuel. Dirigí y actué en mi primer programa de televisión en vivo y en directo. Me desarrollé, en esa década, en los cuatro frentes de la música: industria discográfica, como consultor de artistas y repertorio internacional de las mejores disqueras del mundo representadas en el país, como Emi, Polydor, Philips, Warner y otras; como conductor y productor del programa “Hola pata” en Canal 4; como conductor y productor del programa radial “La hora pirata” en Radio Miraflores y como músico y productor de mi propio grupo: “El humo” que lo sacó Polydor en todo el mundo en 3 long-plays.
–En el año 1978 monté el programa televisivo “Disco Club” en el Canal 7, programa musical diario de 5:30 a 6 de lunes a sábado. Ha durado hasta el día de hoy aunque cambiando de canales y de señal, pues ahora es una radio en Internet que transcurre durante 24 horas bajo el nombre Discoclubradio.com.
–En el año 1985 me casé con Elenita García Torres, ejecutiva de una importante firma internacional. Hemos tenido una hija llamada María Pía que ahora tiene 25 años y trabaja en la misma firma que la mamá.
Puede ser. En octubre del 2008 me detectaron la enfermedad de Parkinson o mejor hay que llamarlo el mal de Parkinson, ya que se le dice mal a la dolencia que es incurable y enfermedad a la que se puede curar.
Agradezco al Ministerio de Cultura y a Salvador Heresi y la Municipalidad de San Miguel por su reconocimiento como aporte cultural del Perú en mi trabajo realizado durante estos 50 años de actividad artística. Acabamos de hacer un grupo de rockeros un gran concierto en homenaje a John Lennon por el aniversario de su muerte. No se olvide de mi frase que se hizo popular: “El rock es cultura”.
–Cantantes.
–Tonny Benet, Frank Sinatra, Dean Martin, Nat King Cole, Doris Day (me enamoré de ella), Aretha Franklin, Whitney Houston.
–La gente se preocupa mucho de la parte económica, pero descuida la parte espiritual. Si no cambiamos de actitud, vamos a crecer sin soportes morales y éticos. Para pedir inclusión social hay que comenzar por la educación y salir del fondo en el que estamos metidos. Un agitador social como Gregorio Santos es un ejemplo vivo de lo que no debe ser ningún hombre de bien.
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