lunes, 29 de noviembre de 2010
EL PRESIDENTE NO TIENE QUIEN LE HAGA CASO
¡ NO SEÑOR PRESIDENTE ¡
¡ ESTO NO ES LA AVENIDA ALFONSO UGARTE ¡
MARINOS LE HICIERON EL ‘ALTO’ A GARCÍA
La respuesta del alto mando de la Marina de Guerra con un tremendo “no” al presidente Alan García por tratar de imponer a su oficial favorito en esa institución para ascenderlo al grado de vicealmirante, surtió efecto luego de días de tensión, pues, finalmente, anoche el jefe de Estado, al ver que no podía salir victorioso, pateó el tablero y tocó ‘retirada’: decidió dejar desierto los ascensos para ese alto cargo.
La acción de los mandos navales –calificada como rebeldía en el sector Defensa– tuvo un argumento institucionalista: evitar que el oficial recomendado por el jefe de Estado, que aún no reúne los méritos necesarios ni mayor antigüedad, alcance un grado superior frente a aquellos que están mucho más tiempo en la naval y que son más idóneos para ascender a vicealmirante.
La posición del Ejecutivo en todo este barullo era que, constitucionalmente, el Presidente como jefe supremo de las Fuerzas Armadas y la Policía tiene la atribución de decidir qué oficiales ascenderán y quiénes no. Sin embargo, ante la férrea barrera que le puso el alto mando de la Marina, basada en leyes y reglamentos, prefirió no hacer más aspaviento y declinó su pretensión.
EL HOMBRE DEL PRESIDENTE
El oficial por el que se generó esta agria controversia se llama Mario Luis Caballero Firioli, quien actualmente tiene el grado de contralmirante y se desempeña como Director General de Educación de la Marina. Éste, según fuentes confiables, era la ficha que García quería promover de todas maneras y, para ello, contaba con todo el apoyo del ministro Jaime Thorne León.
A este oficial, la Junta de Vicealmirantes (conformada por el comandante general, el jefe de Estado Mayor, el inspector General, el jefe de Operaciones del Pacífico, el director de Capitanías, el jefe de Operaciones de la Amazonía y el jefe de Estado Mayor Conjunto), no lo quería ascender porque delante de él había otros dos con mayor mérito, antigüedad y trayectoria.
Caballero, según se comenta entre oficiales, tuvo una participación bastante discreta en el develamiento de la organización –conformada por marinos–, que interceptaba conversaciones telefónicas de políticos y empresarios desde la empresa Business Track (BTR). Lo cierto es que no hay registro oficial de esta información, solo versiones de sus colegas.
La propuesta de esta junta (documentada, según se conoció) era que se otorgue el grado de vicealmirante a los hoy contralmirantes Wladimiro Giovannini y Ernesto Lermo, a quienes calificaron como los mejores cuadros para el ascenso.
Sin embargo, tan grande era el afán del Presidente de promover a Caballero que sugirió ascenderlo junto a uno de los dos elegidos por la Marina. O sea, algo así como ‘ni tú ni yo perdemos, ambos ganamos’. Pero esta propuesta también fue rechazada por la Marina.
En medio de esta batalla, el ministro de Defensa, Jaime Thorne León, intentaba solucionar este fuerte impase, pero no pudo lograrlo. Finalmente, anoche, alrededor de las 8.00 pm anunció la decisión presidencial de no promover a nadie al grado de vicealmirante.
OTRO ENCONTRONAZO
El intento presidencial para que Caballero ascienda no fue el único encontronazo que tuvo García con la Marina. Similar lío se armó recientemente debido a que el Ejecutivo reincorporó al servicio activo, por mandato judicial, al vicealmirante Alberto Lozada Frías.
Y tan frías se pusieron las relaciones por esa decisión que los altos mandos navales no quisieron a Lozada dentro de ninguna de sus instalaciones militares. Ni en su Cuartel General ni en cualquier otra oficina de la naval.
Por eso, el ministro de Defensa, salomónicamente, tuvo que darle asilo, o mejor dicho, una pequeña oficina dentro del edificio de ese portafolio, frente al Campo de Marte, en Jesús María.
Lozada fue retirado de la Marina por presuntas irregularidades y acusado, inclusive, de enriquecimiento ilícito. Sin embargo, un tribunal de justicia dispuso su reincorporación al servicio activo con el grado que ostentaba antes de su salida: vicealmirante. Y el Ejecutivo de inmediato lo repuso.
Con su reingreso, este oficial se convierte en uno de los más antiguos entre los más altos oficiales y, por ello, crece la posibilidad de que llegue a ser el próximo comandante general de la Marina en reemplazo de Rolando Navarrete Salomón, quien precisamente encabezó la ‘resistencia’ contra García por el caso Caballero. ¿Si Lozada lo sucede en el cargo renunciarán en bloque los demás vicealmirantes o se subordinarán?
Es evidente que las relaciones del presidente Alan García con la Marina no han sido, ni son las mejores. Pero durante todo su Gobierno no había ocurrido cosa similar como la de ayer con tanta rebeldía a tal punto de hacerlo retroceder y renunciar a sus facultades como jefe de Estado.
MALTRATO A LAS FUERZAS ARMADAS
No solo el recorte del presupuesto a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional durante los últimos años, sino también los bajos sueldos de sus efectivos y el olvido de sus jubilados ha caracterizado al gobierno de Alan García, a tal punto que hasta hoy, a pocos meses de retirarse del cargo, los pensionistas de estos institutos siguen en las calles reclamando por ellos y por los que están en actividad.
De allí que el rechazo a su gestión se ha hecho cotidiano, y hoy se ve, por ejemplo, distanciamiento con la Marina que es de público conocimiento.
El ex comandante general del Ejército, José Graham Ayllón, recordó que desde el primer año del gobierno de García, se realizaron recortes al presupuesto de las Fuerzas Armadas, que perjudicó no solo el mantenimiento de todos sus equipos sino el tiempo de vida de los mismos y la capacitación a todo su personal.
“Falta una política de defensa, falta la plena voluntad política de los que conducen el Gobierno. Todos los años se hacen recortes. ¿Hasta cuándo sucederá esto?”, se preguntó el ex alto mando del Ejército.
Entre tanto, ayer miles de policías y militares en situación de retiro salieron a las calles a nivel nacional para protestar por los atropellos del Gobierno a los efectivos, retirados, discapacitados, viudas y familiares que conforman la familia policial-militar.
El presidente de la Federación Nacional de Policías Retirados (Fenapol), Óscar Pedraza, acusó al Ejecutivo de demorar el otorgamiento de beneficios para que los asuma el próximo gobierno.
Dijo que la protesta repudió “la infamia” de García y el Ejecutivo, en conjunto, que busca postergar el aumento de los sueldos y pensiones de los policías y militares, con una maniobra iniciada en la Comisión de Presupuesto del Congreso.
De otro lado, sin embargo, la ex presidenta del Congreso Mercedes Cabanillas consideró sensata la decisión de retirar del proyecto de Ley del Presupuesto Público de 2011 la disposición que cerraba la Cédula Viva, que perciben los cesantes de las Fuerzas Armadas y la Policía.
PD: Copyright Diario 16
Otra, el suscrito tampoco votó por Ud.
¡ ESTO NO ES LA AVENIDA ALFONSO UGARTE ¡
MARINOS LE HICIERON EL ‘ALTO’ A GARCÍA
La respuesta del alto mando de la Marina de Guerra con un tremendo “no” al presidente Alan García por tratar de imponer a su oficial favorito en esa institución para ascenderlo al grado de vicealmirante, surtió efecto luego de días de tensión, pues, finalmente, anoche el jefe de Estado, al ver que no podía salir victorioso, pateó el tablero y tocó ‘retirada’: decidió dejar desierto los ascensos para ese alto cargo.
La acción de los mandos navales –calificada como rebeldía en el sector Defensa– tuvo un argumento institucionalista: evitar que el oficial recomendado por el jefe de Estado, que aún no reúne los méritos necesarios ni mayor antigüedad, alcance un grado superior frente a aquellos que están mucho más tiempo en la naval y que son más idóneos para ascender a vicealmirante.
La posición del Ejecutivo en todo este barullo era que, constitucionalmente, el Presidente como jefe supremo de las Fuerzas Armadas y la Policía tiene la atribución de decidir qué oficiales ascenderán y quiénes no. Sin embargo, ante la férrea barrera que le puso el alto mando de la Marina, basada en leyes y reglamentos, prefirió no hacer más aspaviento y declinó su pretensión.
EL HOMBRE DEL PRESIDENTE
El oficial por el que se generó esta agria controversia se llama Mario Luis Caballero Firioli, quien actualmente tiene el grado de contralmirante y se desempeña como Director General de Educación de la Marina. Éste, según fuentes confiables, era la ficha que García quería promover de todas maneras y, para ello, contaba con todo el apoyo del ministro Jaime Thorne León.
A este oficial, la Junta de Vicealmirantes (conformada por el comandante general, el jefe de Estado Mayor, el inspector General, el jefe de Operaciones del Pacífico, el director de Capitanías, el jefe de Operaciones de la Amazonía y el jefe de Estado Mayor Conjunto), no lo quería ascender porque delante de él había otros dos con mayor mérito, antigüedad y trayectoria.
Caballero, según se comenta entre oficiales, tuvo una participación bastante discreta en el develamiento de la organización –conformada por marinos–, que interceptaba conversaciones telefónicas de políticos y empresarios desde la empresa Business Track (BTR). Lo cierto es que no hay registro oficial de esta información, solo versiones de sus colegas.
La propuesta de esta junta (documentada, según se conoció) era que se otorgue el grado de vicealmirante a los hoy contralmirantes Wladimiro Giovannini y Ernesto Lermo, a quienes calificaron como los mejores cuadros para el ascenso.
Sin embargo, tan grande era el afán del Presidente de promover a Caballero que sugirió ascenderlo junto a uno de los dos elegidos por la Marina. O sea, algo así como ‘ni tú ni yo perdemos, ambos ganamos’. Pero esta propuesta también fue rechazada por la Marina.
En medio de esta batalla, el ministro de Defensa, Jaime Thorne León, intentaba solucionar este fuerte impase, pero no pudo lograrlo. Finalmente, anoche, alrededor de las 8.00 pm anunció la decisión presidencial de no promover a nadie al grado de vicealmirante.
OTRO ENCONTRONAZO
El intento presidencial para que Caballero ascienda no fue el único encontronazo que tuvo García con la Marina. Similar lío se armó recientemente debido a que el Ejecutivo reincorporó al servicio activo, por mandato judicial, al vicealmirante Alberto Lozada Frías.
Y tan frías se pusieron las relaciones por esa decisión que los altos mandos navales no quisieron a Lozada dentro de ninguna de sus instalaciones militares. Ni en su Cuartel General ni en cualquier otra oficina de la naval.
Por eso, el ministro de Defensa, salomónicamente, tuvo que darle asilo, o mejor dicho, una pequeña oficina dentro del edificio de ese portafolio, frente al Campo de Marte, en Jesús María.
Lozada fue retirado de la Marina por presuntas irregularidades y acusado, inclusive, de enriquecimiento ilícito. Sin embargo, un tribunal de justicia dispuso su reincorporación al servicio activo con el grado que ostentaba antes de su salida: vicealmirante. Y el Ejecutivo de inmediato lo repuso.
Con su reingreso, este oficial se convierte en uno de los más antiguos entre los más altos oficiales y, por ello, crece la posibilidad de que llegue a ser el próximo comandante general de la Marina en reemplazo de Rolando Navarrete Salomón, quien precisamente encabezó la ‘resistencia’ contra García por el caso Caballero. ¿Si Lozada lo sucede en el cargo renunciarán en bloque los demás vicealmirantes o se subordinarán?
Es evidente que las relaciones del presidente Alan García con la Marina no han sido, ni son las mejores. Pero durante todo su Gobierno no había ocurrido cosa similar como la de ayer con tanta rebeldía a tal punto de hacerlo retroceder y renunciar a sus facultades como jefe de Estado.
MALTRATO A LAS FUERZAS ARMADAS
No solo el recorte del presupuesto a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional durante los últimos años, sino también los bajos sueldos de sus efectivos y el olvido de sus jubilados ha caracterizado al gobierno de Alan García, a tal punto que hasta hoy, a pocos meses de retirarse del cargo, los pensionistas de estos institutos siguen en las calles reclamando por ellos y por los que están en actividad.
De allí que el rechazo a su gestión se ha hecho cotidiano, y hoy se ve, por ejemplo, distanciamiento con la Marina que es de público conocimiento.
El ex comandante general del Ejército, José Graham Ayllón, recordó que desde el primer año del gobierno de García, se realizaron recortes al presupuesto de las Fuerzas Armadas, que perjudicó no solo el mantenimiento de todos sus equipos sino el tiempo de vida de los mismos y la capacitación a todo su personal.
“Falta una política de defensa, falta la plena voluntad política de los que conducen el Gobierno. Todos los años se hacen recortes. ¿Hasta cuándo sucederá esto?”, se preguntó el ex alto mando del Ejército.
Entre tanto, ayer miles de policías y militares en situación de retiro salieron a las calles a nivel nacional para protestar por los atropellos del Gobierno a los efectivos, retirados, discapacitados, viudas y familiares que conforman la familia policial-militar.
El presidente de la Federación Nacional de Policías Retirados (Fenapol), Óscar Pedraza, acusó al Ejecutivo de demorar el otorgamiento de beneficios para que los asuma el próximo gobierno.
Dijo que la protesta repudió “la infamia” de García y el Ejecutivo, en conjunto, que busca postergar el aumento de los sueldos y pensiones de los policías y militares, con una maniobra iniciada en la Comisión de Presupuesto del Congreso.
De otro lado, sin embargo, la ex presidenta del Congreso Mercedes Cabanillas consideró sensata la decisión de retirar del proyecto de Ley del Presupuesto Público de 2011 la disposición que cerraba la Cédula Viva, que perciben los cesantes de las Fuerzas Armadas y la Policía.
PD: Copyright Diario 16
Otra, el suscrito tampoco votó por Ud.
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