La pasta ya se salió del tubo
Riesgos del debate sobre acaparamiento de medios.
Como cuando la pasta ya se salió del tubo, y es imposible meterla de nuevo, la discusión sobre el acaparamiento de la propiedad de medios de comunicación no se va a detener solo porque El Comercio diga que ya no hay nada que discutir.
Un debate está en el Poder Judicial, donde hay una demanda de acción de amparo por considerar que la compra de Epensa por El Comercio produce un acaparamiento que daña la libertad de expresión y la pluralidad informativa fundamentales en una democracia. Ahí, la justicia podría precisar qué es acaparamiento o pedir una ley que lo haga.
Hay otro debate en marcha en la arena política, sin la formalidad de los procedimientos judiciales, pero no por ello intrascendente.
Dicho debate encierra varios riesgos que deben ser evitados por todos los vinculados, directa o indirectamente, a este proceso, mediante un comportamiento responsable.
Un primer riesgo obvio es que el resultado sea una mala ley para regular el acaparamiento y la concentración de la propiedad en medios.
Un primer riesgo obvio es que el resultado sea una mala ley para regular el acaparamiento y la concentración de la propiedad en medios.
Una ‘mala ley’ sería una que melle el desarrollo de la iniciativa empresarial en el sector, la libertad de expresión, la pluralidad informativa y el periodismo independiente.
No obstante dicho riesgo, sería una arrogancia olímpica que los propietarios de los medios ‘cuadraran’ al Congreso –compuesto por personas elegidas– diciéndole que no puede legislar en la materia, tal como se escucha y lee en estos días.
Lo que podrían hacer todos los interesados es diseñar un buen proyecto de ley consensuado que luego sea sometido a consideración del Congreso. Esto puede incluir a los propietarios de medios agrupados en el Consejo de la Prensa –aún afónico, medio año después de la compra– pero no solo a ellos sino, también, a los periodistas, por ejemplo, desde el Ipys, entre otras entidades.
El otro riesgo es que este debate perturbe la relación del gobierno no solo con los empresarios de prensa escrita sino con toda la inversión privada, ya sea por declaraciones seguramente no bien pensadas como la del presidente de Confiep, Alfonso García Miró, sobre el presidente Ollanta Humala (“no vamos a permitir que una autoridad, por más importante que sea, use el poder para ir en contra del gremio empresarial”) o porque el debate sobre acaparamiento en la prensa se amplíe, desordenadamente, a toda la economía.
Son riesgos reales que hay que evitar, pero esto no será posible si el grupo acaparador se niega al debate, no reconoce que la situación actual es irregular y cree que lo ‘solucionará’ todo pactando con Alan García para promover su candidatura para que este lo arregle en el Poder Judicial o, como ya ha dicho, en su eventual próximo gobierno.
Augusto Alvarez Rodrich
No hay comentarios:
Publicar un comentario