domingo, 24 de marzo de 2013

OSMOSIS POSITIVA


Te metieron de soldado
Domingo, 24 de marzo de 2013 | 4:30 am
Alberto Fujimori lo suprimió. Su hija Keiko en su campaña del 2011 ofreció reinstaurarlo. Ollanta Humala, por comprensibles razones, siempre lo consideró algo positivo. Ahora la Fuerza Armada está reintroduciendo el servicio militar obligatorio, con modernización y cautela. Se sorteará el ingreso cuando se detecte una cierta necesidad de personal.
Para los omisos habrá multas y sanciones legales, no las capturas llamadas levas. La intención es hacer al SMO efectivamente pluriclasista, algo que antes no fue. Los dos años de servicio han sido reducidos a la mitad, con la mirada puesta en los estudios de los jóvenes. La norma es perfeccionable, pero va en la dirección adecuada.
El SMO bien llevado, por ejemplo en los países del norte, ha demostrado ser un buen sistema de integración social. Al mismo tiempo los comandos modernos prefieren ejércitos de voluntarios. Esto último es posible cuando la Fuerza Armada es un empleador atractivo para el soldado: mejor paga, mejor trato, condiciones de riesgo aceptables.
El Perú tuvo siempre un SMO clasista, 100% de pobres. En los hechos esto reforzaba las diferencias sociales entre la tropa, y uno de los efectos reflejos de eso fue mantener a los sectores medios y altos fuera de la carrera de las armas. Lo cual a su vez propició un aislamiento de casta entre los oficiales, sobre todo en el Ejército.
Los EE.UU. abandonaron el sistema obligatorio en 1973, con la idea de que un voluntariado bien tratado era un mejor camino hacia un ejército más profesional. El ciclo de Irak ha demostrado que la medida era correcta. Pero con el avance de la crisis económica voluntario es visto cada vez más como sinónimo de costoso, y el debate ha recomenzado.
Bajo condiciones adecuadas, una breve temporada en uniforme no le debería hacer daño a nadie. Al contrario, puede funcionar como un valioso aprendizaje práctico sobre cómo sienten y piensan los demás peruanos. Es interesante advertir que casi 22% del actual Congreso de los EE.UU. ha hecho servicio militar en algún momento.
Formalmente, el SMO no tiene una relación con la carrera militar que conduce a los rangos superiores. Pero un SMO moderno puede tener como efecto una ósmosis positiva entre los dos ámbitos. Ser oficial es una actividad que exige cada vez más entrenamiento académico e intelectual, y el SMO puede ser también el lugar dónde buscar a ese tipo de jóvenes.
A la medida dictada por la Fuerza Armada todavía le faltan algunas precisiones y modernizaciones.
Sobre todo el enganche entre el servicio militar y el diseño de los inicios de una carrera, dentro o fuera de la institución. O un sistema de beneficios para quienes han dedicado parte de su tiempo a servir al país en uniforme.
Mirko Lauer

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