viernes, 19 de octubre de 2012

ARANCEL EN PERU: ARTEFACTOS ELECTRICOS 11% //////// LECHE 21% ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡


“Lecheros”
-EDITORIAL-
El Gobierno ha dispuesto que, a partir de esta quincena, la importación de leche en polvo deberá pagar una sobretasa de US$680 por tonelada, lo que equivale a imponer un arancel de 21% a un producto que anteriormente no tenía aranceles. La medida, supuestamente, ha sido tomada con la finalidad de proteger a los ganaderos locales de los productores extranjeros, para que no se vean forzados a bajar sus precios debido a la caída internacional que está habiendo en los mismos, producto de la crisis.
A primera vista, esta medida podría parecer encomiable. ¿Cuál podría ser el problema con que le vaya mejor a nuestros compatriotas productores? Pues el problema es que se está consiguiendo que les vaya mejor a ellos a costa de que le vaya peor al resto del país –es decir, a todos los consumidores de leche–. Y es que, gracias a este arancel, nuestros ganaderos ya no tendrán que bajar sus precios para competir con la leche extranjera, que ahora llegará un 21% más cara de lo que costaría si no existiese el arancel, y todos los consumidores de leche tendremos que pagar ese 21% más de lo que habríamos podido gastar de otra forma.
Esta medida ha sido calificada de protección a “la economía nacional”. La pregunta, sin embargo, es por qué el Gobierno cree que es más valioso para la economía nacional que nuestro pequeño grupo de ganaderos gane (por lo menos) ese 21% más, a que nos lo ahorremos todos los consumidores. En otras palabras, para decirlo parafraseando al siempre genial Quino, cuando el Gobierno habla de “economía nacional”, ¿a la “economía nacional” de quién se refiere? Todo indica a que se refiere a la economía de un pequeño grupo de productores con un lobby muy grande –o al menos muy efectivo–. Ciertamente, no parece estarse refiriendo a la economía de los hogares peruanos. Eso, en fin, es lo grave del mercantilismo: usa la ley general para beneficiar a un grupo de particulares en detrimento de todos los demás.
El problema es que se está consiguiendo
que les vaya mejor a ellos a costa de que
 le vaya peor al resto del país –es decir,
a todos los consumidores de leche.
(Foto: Archivo El Comercio)
Por otra parte, aún en el negado caso de que los productores de lácteos no fueran un pequeño grupo, sino uno muy grande, incluso mayor al de los consumidores, ello no volvería justo que se obligue a estos últimos a cargar con la factura cuando –a causa de condiciones internacionales difíciles o de lo que fuese– el negocio se les pone complicado a aquellos. ¿O es que acaso los productores nos devolverán el favor vendiéndonos más barato cuando les toque una época de bonanza?
Este asunto se vuelve más grave, por lo demás, cuando nos damos cuenta de que afecta a un producto de primera necesidad cuyos precios vienen subiendo sostenidamente desde hace años. En 1993 la leche en polvo registraba un precio promedio de US$1.793 por tonelada en el mercado mundial, mientras que en la actualidad dicho precio llega a los US$4.000. Y en el Perú, solo en el último año, el tarro de leche evaporada ha subido de S/.2,63 a S/.2,77, según reporta el INEI. Si sumado a esto consideramos que el 25% de la leche que se consume en el país es importada, deberíamos estar contentos de que bajen los precios internacionales y que los hogares peruanos puedan adquirir este producto más barato, en vez de restringirles esta posibilidad con un arancel. Y con un arancel, dicho sea de paso, que es muy superior al logrado por otros sectores contra su competencia extranjera: la importación de electrodomésticos, por ejemplo, tiene un arancel de 11%.
Desgraciadamente, parece que el Gobierno prefiere hacerle un guiño a los productores de lácteos que servir a la enorme mayoría de peruanos. ¿Cómo se explica este tratamiento privilegiado? ¿Pura leche?

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